Cenicienta Empresaria

Cenicienta Empresaria

Gavin

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Capítulo

Era un día cualquiera en "Éclat", mi purgatorio de lujo, donde vendía sueños a mujeres que ya lo tenían todo. Pero esa tarde, Camila Salazar entró como un huracán, exigiendo que me arrodillara para quitarle sus tacones. Me negué, con la voz temblando por la furia contenida. "Prefiero ser despedida con dignidad que conservar un trabajo de rodillas" , le espeté. Y así fue. La puerta de cristal se cerró detrás de mí, dejándome desempleada pero extrañamente libre. Mientras ahogaba mis penas con un café barato, él apareció: Alejandro Vargas, con su sonrisa de depredador. Me hizo una oferta que sonaba a cuento de hadas: un año de lujos desmedidos, a cambio de ser... suya. "Después del año, cada quien por su lado. Te irás con una buena cantidad de dinero", prometió. Sabía que esto era una cruel apuesta orquestada por Camila para humillarme y luego verme caer. Pero lo que ellos no sabían era que la verdadera cazadora, la que había visto la trampa desde kilómetros de distancia, era yo. Acepté, y en mi mente, no fue una rendición, sino una declaración de guerra. Me volví la "cenicienta" perfecta, deslumbrada y avariciosa, mientras secretamente transformaba cada "regalo" en munición. Observé cómo su retorcido juego se desmoronaba desde adentro, alimentado por sus propios celos y mi falsa inocencia. Pero cuando llegó el día de mi "humillación final", con cámaras y sus amigos sedientos de morbo, entendí que no era el final. Era el comienzo de mi imperio. ¿Y si todo lo que creíste que era tu caída se convierte en tu más grande ascenso? ¿Qué harías si el arma de tus enemigos se transforma en el combustible de tu victoria?

Introducción

Era un día cualquiera en "Éclat", mi purgatorio de lujo, donde vendía sueños a mujeres que ya lo tenían todo.

Pero esa tarde, Camila Salazar entró como un huracán, exigiendo que me arrodillara para quitarle sus tacones.

Me negué, con la voz temblando por la furia contenida.

"Prefiero ser despedida con dignidad que conservar un trabajo de rodillas" , le espeté.

Y así fue. La puerta de cristal se cerró detrás de mí, dejándome desempleada pero extrañamente libre.

Mientras ahogaba mis penas con un café barato, él apareció: Alejandro Vargas, con su sonrisa de depredador.

Me hizo una oferta que sonaba a cuento de hadas: un año de lujos desmedidos, a cambio de ser... suya.

"Después del año, cada quien por su lado. Te irás con una buena cantidad de dinero", prometió.

Sabía que esto era una cruel apuesta orquestada por Camila para humillarme y luego verme caer.

Pero lo que ellos no sabían era que la verdadera cazadora, la que había visto la trampa desde kilómetros de distancia, era yo.

Acepté, y en mi mente, no fue una rendición, sino una declaración de guerra.

Me volví la "cenicienta" perfecta, deslumbrada y avariciosa, mientras secretamente transformaba cada "regalo" en munición.

Observé cómo su retorcido juego se desmoronaba desde adentro, alimentado por sus propios celos y mi falsa inocencia.

Pero cuando llegó el día de mi "humillación final", con cámaras y sus amigos sedientos de morbo, entendí que no era el final.

Era el comienzo de mi imperio.

¿Y si todo lo que creíste que era tu caída se convierte en tu más grande ascenso?

¿Qué harías si el arma de tus enemigos se transforma en el combustible de tu victoria?

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5.0

Tentu, saya akan menambahkan POV (Point of View) ke setiap bab sesuai dengan permintaan Anda, tanpa mengubah format atau konten lainnya. Gabriela POV: Durante cinco años crié al hijo de mi esposo como si fuera mío, pero cuando su ex regresó, el niño me gritó que me odiaba y que prefería a su "tía Estrella". Leandro me dejó tirada y sangrando en un estacionamiento tras un accidente, solo para correr a consolar a su amante por un fingido dolor de cabeza. Entendí que mi tiempo había acabado, así que firmé la renuncia total a la custodia y desaparecí de sus vidas para siempre. Para salvar la imprenta de mi padre, acepté ser la esposa por contrato del magnate Leandro Angulo. Fui su sombra, la madre sustituta perfecta para Yeray y la esposa invisible que mantenía su mansión en orden. Pero bastó que Estrella, la actriz que lo abandonó años atrás, chasqueara los dedos para que ellos me borraran del mapa. Me humillaron en público, me despreciaron en mi propia casa y me hicieron sentir que mis cinco años de amor no valían nada. Incluso cuando Estrella me empujó por las escaleras, Leandro solo tuvo ojos para ella. Harta de ser el sacrificio, les dejé los papeles firmados y me marché sin mirar atrás. Años después, cuando me convertí en una autora famosa y feliz, Leandro vino a suplicar perdón de rodillas. Fue entonces cuando descubrió la verdad que lo destrozaría: nuestro matrimonio nunca fue legal y yo ya no le pertenecía.

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