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Capítulo

La codicia y la traición de María, llevaba a su hija a enfrentar situaciones comprometerás; las decisiones que tomaran marcara el inicio y el final de la codicia de su madre. En el transcurso de esto se verá enredada con el hijo del jefe de la Organización Eros. ¿¡Encontrar la verdad!? ¿¡Se vengara!?

Capítulo 1 El corazón no se rompe...

Había pasado mucho tiempo desde que aquella niña había llega a esa organización, nadie sabía con exactitud su llegada y el hecho del porque el jefe aceptaba a una niña de tan solo 12 años. Ella caminaba sin sentido alguno, su mirada se veía fría, era como si su alma abandonará su cuerpo.

-Tu elección debe ser toma ahora- El hombre de cabello castaño canoso, la miraba con lastima en su interior fuera preferido que sea otra persona; pero no, no lo era. -Ser prostituta o Asesina... Es tu elección.

-Asesina... -la voz de la niña no tenía emoción alguna, está apagada. El hombre la miro sorprendido por su respuesta, la niña alzó la mira demostrando que no había nada que podía perder.

- ¿¡Porque!? -Jhon, no pudo ocultar su sorpresa ante la respuesta de la niña; si él lo permite, nunca se lo perdonará si le pasa algo.

-Prefiero tener la mente podrida, a vender mi cuerpo. - la respuesta de la niña no lo convencía del todo.

Pero quien era el para no dejar que ella eligiera, asintió con la cabeza, saco de su escritorio un sobre en que contenía un contrato, se lo puso en frente de ella; la niña miraba desconfiada del papel.

-Te doy este contrato, en donde estipula que desde ahora hasta la muerta eres para de la Organización Eros, se te brindará un hogar, comida, estudios a cambio tu... Deberá cumplir con las misiones asignadas, será entrenada para matar. - ella miro el papel aún desconfiada de lo que estaba brindándole, miro al hombre con una mirada fría. - ¿¡Algo que quieras!?

Negó, mientras tomaba el lapicero para firmar el contrato de la muerte, una vez que fue firmado el hombre le dio una llave de la casa, ella solo guardaba silencio esperando lo que venía sin protestar.

-Sígueme te mostraré tu nuevo hogar. - el hombre llamado Jhon, camina por los pasillos de su gran mansión sin preocuparse de los demás. Llevo a la niña a una habitación alejada de las mujeres y del hombre, él sabía perfectamente de que familia pertenecía esa niña y porque estaba aquí.

La zona de la mansión en donde se encontraba no era las misma donde estaba las prostitutas o los asesinos. Esta era un área para persona de su agrado. Había desarrollado cierto sentimiento por la pequeña en tan poco tiempo de conocerla, llegaron una habitación.

-Esta es tu habitación, podrás salir y entrar cuantas veces quieras... Está permitido tener mascota, no puedes traer a nadie a este lugar. ¿¡Entendiste!? -el hombre la miro con dureza; ella asintió, le entregó las llaves se marchó sin antes decirle. -Solo hay una llave de esa habitación, cuídala como si fuera tu vida.

(Tres años después...)

-Me puedes explicar ¿¡Que mierda ocurrió aquí!? - grito Jhon, desde su silla mirando a la adolescente desde su puesto.

Estaba hecha una mierda, su ropa estaba destrozada en cierta manera; tenía su rostro morada en una parte y una herida en el hombro derecho causa de un vidrio. Suspiro, les indicó a unos de sus hombres que se la llevará para la enfermería, a pesar de que ha pasado tres años, ella no habla mucho. La verdad no la visto reír desde que llegó, Jhon tomó su computadora para ver las Cámara de Vigilancia.

...

Los pasillos de aquella mansión eran grande lleno de cuadros lujosos, pero para la adolescente no era la gran cosa solo era una casa más en donde estaba. Doblando por un pasillo llenos de ventana, el aire fresco entró por cada una de ellas; Ninguno de los guardias se había percatado de que Azul no estaba con ellos.

Azul, la chica que no habla ni sonríe, pero era la que había tomado más fama en una semana de haber llegado que en todos los años que tenía; por alguna razón nunca hablaba con nadie y a duras penas se le veía sonríe o mostrar expresión alguna en su rostro. Tenía unos ojos tan azules como el mar que se confundía con el frío mismo, porque así era como se veía, fríos, pero sobre todos vacíos.

El césped se sentía de maravilla, al mirar al cielo no pudo evitar pensar. ¿¡Cómo sería su vida si nada de esto hubiera pasado!?, su padre murió de un ataque al corazón; su madre había muerto a la edad de 10 años, desde ese momento todo fue en picada. Su padre se volvió un apostador; antes que su madre se fuera, la apuestas se volvió su único mundo ella tuvo que ser la adulta en su casa.

Hasta es mañana en la calle llegaron dos camionetas negras en búsqueda de su padre, pero al no encontrarlo la tomaron a ella como pago de su deuda; cuando se dio cuenta entendió que su padre la había vendido para pagar su deuda con la Organización Eros, días después se encontraba que su padre había muerto de un ataca al corazón.

En ese momento comprendió que el corazón no se rompe, sino que se cansa de ser decepcionado por tantas derrotas, ¿¡Porque le dolía el Corazón! Se vio obligada a levantar un arma en contra de otra persona, el arma se sentía pasada y el metal se podía decir que era frío al contacto con su mano.

El pulso le temblaba, pero tuvo el valor de jalar del gatillo sin cerrar los ojos, el sonido era seco; la bala atravesó la frente del hombre dejándolo muerto al instante, el cuerpo cayó como un peso muerto al suelo haciendo un sonido perturbarte que se escuchó en todo el lugar.

-Creí que no lograría señorita Cross. -pudo escuchar a su entrando de armas a su espalda, aquí era teoría y campo.

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