La Esposa Abandonada
e que a pesar de toda su belleza, la odia, la odia porque ella pudo negarse al matrimonio al igual que él lo hizo, pero ella quiso avanzar con aquello y él no tuvo
esas, ambas partes salían ganando, sobre todo la familia Gr
nto la grande y poderosa Familia Taylor, como
resenciar la unión de esas dos grandes familias que ahora se
desprecio a su nueva esposa. Y en aquella habitación de hotel, donde ambos pasarían la primera noche para luego partir a su luna
de las herm
ic
¿Quién le diría que Robert Graham tendría un comportamiento como aquel?-¡¿Es lo que crees?!-arrojó con rabia.-Debes de ser b
lanco, ceñido a su cuerpo, Alice miró con
casados, pero y
primer encuentro juntos y a solas? ¿Era la fo
de dos hermanos y quien ahora llevaba el control de las e
la menor de cinco hermanas, quienes ya estaban casadas con hombres igual de importantes qu
soltera de
n caso, alegando que nadie podría rechazarla y si cancelaban el compromiso por orden de los Graham, se vería como si ellos eran más
nunca lo harían, un esposo que señalaba con odio a su esposa y la culpaba por aquel matrimonio qu
aylor no se movió.-¡Desnúdate! Eres mi esposa y vas hacer caso
r un segundo la mirada hacia su esposo y
y fuerte h
anos temblorosas, hasta solo que
quel sonido de desprecio ante su figura hizo que Alice se cubriera averg
das no dejaban de
plano, abultado, sus anchas ca
él poder observarla mejor bajo la amarilla luz
ba, tanto a ella, como a su aspecto.-No tienes que hacer nada, estamos casados y ya está, Robert. No lo veas como una respon
le molestaba y más la idea de que ella le ordenara cualquier cosa.-¿Qué más me vas a ordenar, mujer? ¿No te das cuenta que ahora que estamos casados tu dueño soy yo?-¿su
No es que pretendiera ordenarle, pero si él no la deseaba, ¿qué sentido tenía co
e yo, lo veo en tu
así! ¡No
levantes
uería casarme contigo. ¡Amo a alguien más!-aquella confesión probablemente
r que Alice pudo d
de ella. Alice se apresuró a tomar su vestido e int
dejó p
, Jared Sinclair. Pero era un amor en silencio, nunca confesado, no expresado, Alice jamás le había dicho n
iempo récord, porque J
tió.-Déjame pasar a
ce Taylor. ¿A quién
quien es!-exclamó con cansa
ogrando que el vestido resbalara de sus mano
ra Robert comenzó a desnudarse. Con miedo
ntregarse a él, sin amarlo, sin ninguno de los dos amarse, pero no se esperó que Robert Graham se mostrara e
ho miedo, no quería estar con él y sabía, por la forma en la que su e
t estaba a su lado y se deshacía de la ropa interi
, besó su cuello y sus hombros, más nunca besó o rozó sus labios, intentaba no toparse con su rostro o tan siquiera mirarla. Separó sus piernas, luego de humedecer su
sprecio y hasta el asco que empezaba a sentir hacia aquel hombre con la imagen d
se y que sin apenas conocerla, ya él la odiaba, creye