La princesa y la espada
alir. Daniel ayudó a Katherine a cambiarse las vendas; después
llevarían en el viaje. Daniel ya tenía casi todo cargado en el caballo, pero cuando estab
montar a
Aunque hacía mucho tiempo que no lo hacía, se dijo a sí mis
Sí
de flechas y empezó a preparar su arco para disparar al grupo de guardias que comenzaba a acercarse. Katherine hizo que el
derribándolo de su caballo. Los guardias empezaron a dis
los estaban alcanzando y Katherine sentía que el corazón le iba a salirse por la boca del
uzar el lago-, Katherine no lo pensó dos ve
ndo antes que regresar a aquel infierno en el que había vivido el
da a no volver jamás a ese
seré yo quien escoja
obedeció. Sorprendentemente, el hielo soportó su peso. Ka
le gr
¿QUÉ CREES QUE
llegar al otro lado del lago. Los guardias, al ver que el
la espada que llevaba atada a la cintura y la clavó en el hielo varia
daron a observar. Daniel tomó de nuevo las rie
obligó al caballo a cruzar el lago y, aunque su v
cruzar el lago? Yo podría haberme encarg
cómo luchabas tú solo. Si no les hubieras ganado, me habrían devuelto a ese maldito calaboz
o una. Cualquier princesa en tu situación se habr
rar a que otros me protegieran no me ha funcionado muy bien
y se resignó an
ndrás que aprender a defenderte sola. Pero no pongas tu vida en riesgo
ine as
delante forjaré mi propio camino y haré lo que sea necesario
udarte -dijo Daniel-, pero no
uvieron un rato para dar agua al caballo y
oche; dudaba que pudieran quedarse en
asaremos
aldea; no es seguro. Lo mejor
s toda la noche
y una cueva. Nos
na que parecía más grande que las demás. No era muy profunda, pero servir
Daniel-. Yo intentaré encontrar alg
nos encuentren si e
aquí de noche. Hay pantanos por todas partes; sería u
o no me pareci
que yo sé p
n seguro de que e
Aunque dudes de mis habilidades, puedo encargarme de ello
leña mojada p
encargo yo,
ras encontrar suficiente, la llevó a la cueva y la dejó en el suel
a era casi de noche y ve
contras
cenaremos sopa de
ejor que la com
que no se
, aunque dudo que
otella y, usando dos piedras, hizo chispas. Poco a poco la le
s ese l
a un mercader de Bra
ía ir allí
erte. Nos qu
patatas y calentaron un
añana partiremos al amanecer. Solo traje u
la fogata tengo su
rla conmigo? No te preocupes, no
onrió con picardía. Kather
nfadada, mientras se envolvía e
él-. Me pareció ador
veo la
vierte lo ino
e pasó l
Yo haré
dor
o es s
é la segunda gua
acue
cambiar de turno. Mientras vigilaba, el rostro de Daniel, iluminado por las llamas, l
s pensamientos. Al amanecer desper