¿Un hijo para el señor Harris? ¡Ni soñarlo!
de que algo no iba bien provocaba estragos en sus nervios. Volvió a sonar la campana y tuvo que reprimir las ganas de gritar a quien fuera que llamaba. Cloe nunca gritaba a las puertas, ni siquiera c
ués su racha de mala suerte tenía que cambiar, ¿por qué no es
Ust
trada parecía más una prolongación del oscuro cielo nocturno que un hombre. Llevaba el pelo negro hasta los hombros, recogido en una coleta que no le restaba masculinidad y acentuaba su aspecto de bucanero, pero lo que impresionaba era el brillo de tri
ué q
y sorp
e divirtiera el esfuerzo d
me diera con la pu
esario que le diga q
aquí
adas con su acento, parecían una amenaza. Sintió com
Por
so volver a v
e de ella, pero ser amable no preocupaba en ese momento a Cloe, no cuando el a
réa
ra mantener el to
cer es s
ve que de algún modo hiz
, a través de sus curvas hasta llegar a las botas de cuero rosa y después volvía de nuevo hasta los ojos. Finalmente los ojos
es un plac
como si fuera suya? ¡No tenía derecho! Marco estaba muy equivocado si pensaba que podría p
e ha dicho por
do a ver
ra volver a verlo, no después de lo que ha hecho p
mostraba que le daba igual lo que ella
y en este momento me está dando consejos sobre c
sculos sin aparta
endo el tiempo. Usted es la última persona en el
mientras se inclinaba pa
tiene ni idea de lo q
a su equilibrio. Y eso era demasiado. A pesar de la fresca noche de otoño, sentía calor, sudaba mientras sentía como cada músculo se preparaba para huir o luchar. ¿Qué había llevado a ese hombre allí esa noche? ¿Por qué había llegado a pensar que ella le dejaría entrar en su casa después de que había hecho todo lo posible para arruinar a su familia y
quién es,
iró ligeramente la cabeza en la dirección de su voz. De ninguna maner
rtante. Ya
a casa. Ni siquiera consiguió empezar. Como un relámpago, la mano de Marco apareci
ué h
puerta se abría hasta más allá de su alcance, dejándolo a é
¡C
su m
trar al se
etamente para m
r hablando en se
hablando
llevaba un brazo cruzado encima del pecho y los
r Harris, Andrew lo espera en la biblioteca.
si le hubieran dado u
tá b
sando al la
que me guste más que
os un momento y parec
Bi
rar la compostura y evitando la
mpaña, seño
está
hija, o casi, fijando su mirada en u
esta noche. Después podrías llevar a los hombres café y