Mi amor de cuentos
ras una exhaustiva sucesión de réplicas y réplicas, llegamos a un denominador común. Iría a la fiesta, y si Enya no se derrumbaba al verme
lina no necesitarían mucho para disuadirme de la decisión de ir al evento. Todo lo que tenían que hace
ra eliminar por completo el riesgo de ser descubierta por ellas antes de lo inevitable. La
horas del día se alargaban una semana y un minuto horas. Como resultado, las hor
una sonrisa contagiosa cuando salí a
eñor Josep imaginó cuando diseñó este v
un moño desordenado y el maquillaje demasiado simple no eran exactamente lo que esperarías de una invitad
ueno... Afortunadamente, el vestido oscurece cualquier detalle qu
acada de un sueño.- Miró hacia donde terminaba el vestido largo y
ido a las aberturas laterales del vesti
El desánimo se apoderó
teras e incómodas, salvo que era el único par que estaba fuera del armario de Selina, que, por cier
o no, nada cambia el hecho de que te ves hermosa, mi amor.
centro de atención. Principa
a cuando el taxi se unió a la interminable fila de autos estacionados fren
ero. Sin embargo, volver a un lugar así fue como sumergirme en la mejor época de mi
revio aviso, dejando marcas inimaginables. Incluso antes de
da. Sin embargo, nunca había experimentado la desesperanza, y no conocía el sentimi
zo para ir al evento. Quería volver a sentir esas mariposas en el estómago. Saber que era parte de
pequeños que los míos, cuando volví a poner los pies firmes en el suelo. L
e evitar cierta aprensión, después de todo, Enya pudo haberse acordado de quitarlo de la invitación enviada a Drumon
etamente diferente a lo que había estado acostumbrada últimamente se materializó f
cas, la gente parecía entumecida por una alegría sin fin. Sonrieron exageradamente
nos ya no. Siempre he asistido a eventos y reuniones tan elegantes como esta, pero eso fue hac
importantes de la ciudad. Estaba completamente convertida en una princesa,
as sonrientes y elegantes que desfilaban por el salón, pero una man
osanna? Creo que me aclaré cuando di
bajo, la voz de Enya
ta que tenía una invitación y
earme y explotar. Enya miró hacia otro lado y levantó s
era, encuéntrame en el baño en veinte m
unque exageradamente dulce y nauseabundo, imp
re la ira y el miedo, una vez más estaba desarmada, no
evolvió el estómago. Me enfermó darme cuenta de que lo que le hizo a mi padre no era má
uno de los meseros y de un solo trago absorbí todo su contenido, dándome cuen
nifestarse en mi organismo. En cuestión de minutos, ya me sentía fuera de órbita y
con sus malditos tacones. Pude ver su mirada de asombro y enojo cuand
ar conmigo, Enya,
por un coraje que no he ex
asmal, lo que asustó visiblemente al magnate. Estaba claro que no esperaba tanta intrepidez
s, que visceralmente querían reducirme a cenizas. - Perdóname, Cristaldo, tendremos que i
ivamente
igió en otra dirección. Enya no dijo nada, so
taba tan enojada que solo correspondió con una sonrisa forzada. Después de unos
dió el tiempo. Metió la llave en la cerradura
poseyó hoy, niña?Empezó a
ción, traté de mirarla a los
ue una puta que mi padre recogió en la calle,
le. No me abstuve de tomar represalias con igual impetuosidad. En ese moment
ni a esa inútil de Melina en mi casa!- Prev
casa que mis padres construyeron para mí. Algún día, no sé cuánd
ado. También era consciente de que mis palabras producirían un duro resultado
á una fuerza en el mundo que pueda evitar que te mate. Así que voy a sa
s de palabras ofensivas llenando mi
ira y furia en la cara de la mujer que destrozó mi
se cerrara por completo. Sin embargo, no alcancé el objetivo deseado y, en lugar de Enya, me encontré con un hombre gigante. D
cha, estaba segura de una co