Mi pequeño y gran secreto
uego de una acalorada discusión que había sostenido por teléfono con su madre y que Sofía había podido escucha
. El doctor dijo que debías mantenerte tranquila, en un lugar r
muera en esa casa solitaria donde todo me recuerda a tu padre. No, me iré y
sar jamás, te lo di
enes que avanzar, quiero tener nietos
mamá! ¡
a la casa, ya estoy encima del crucero. Adiós,
eso, mamá..., m
tan malo que le habría sucedido? Con discreción cerró la puerta de comunicación y se
o su pasado. Recordaba el momento en que se casó con la mujer que creía que era el amor de su vida, Delia. Cómo juntos habían emp
buena voluntad, o de estupidez, para demostrarle que no le importaba de dónde había nacido, le cedió un treinta por ciento de las accio
atídica noche en que regresó antes de su viaje, para darle la sorpresa a su esposa, con un enorme ramos de rosas rojas y el juego de joyas que tanto le habí
aginación. Abrió la puerta de la habitación y encendió la luz. Allí, en medio de la cama los vio. No solo era su esposa quien lo trai
el momento más doloroso y humillante de su vida. Había sentido que su mundo se venía abajo,
migo habían intentado justificarse, y habían tratado de convencerlo de que todo era un error, una confusión. Pero él
ncido de que lo perdería todo, que su ex esposa y su ex amigo lograrían quedarse con su empresa y su
ecir un treinta y cinco por ciento de las acciones, lo que los hacía los máximos accionistas y
empresa. El abogado de la familia demostró que las acciones que tenía su ex amigo eran falsas, y que s
cias a la intervención de su progenitor que por algún motivo nunca confió en Carlos ni en su esposa Delia, todo había cambiado. Había abrazado a
fracasado gracias a la intervención de su padre. En medio de la sala del juicio, mientras el juez daba la sentencia del divorcio, el señor López a
en ese momento. Estaba demasiado ocupado sintiendo gratitud hacia su padre y aliviado de que lo hubiese engañado de esa manera y no le entregara en realidad la fortuna familiar. Su padre se d
Había sido un momento que tenía presente cada día de su vida. La desconfianza de su padre en él, que estaba envuelto en una burbuja de amor y engaños, que podía ve
las dos relaciones que habían estado a punto de destruirlo: una relación de negocios y una relación amorosa. Había entendido que, en ambos
uien de esa manera. Así que había decidido centrarse en su trabajo y en sí mismo, trabajando duro para reconstruir su vida y su fortun
dría perdonar a su ex esposa y a su ex amigo por lo que le habían hecho. Por eso seguía viviendo solo, sin comprometerse con nadie ni en los neg
a solo con una mujer. Ya estaba al borde de la locura, y ahora se había vuelto a ir de viaje en un crucero. No sabía qué hacer con su madre. No quería perderla, pero tampoco podía soportar
que ella no respetaba su decisión de no tener una relación en ese momento. Estaba cansad
hablar con ella de nuevo. Sabía que no sería fácil, pero esperaba que pudiera hacerle entender q
iva. Desde que regresara, se preguntaba si Sofía sería capaz de traicionarlo de igual manera. Porque ella se había ganado su
rtido en más mujer, sino..., ¡no podía explicarlo! Pero esta Sofía, no era su Sofía ingenua, era diferente. Se quedaba por ratos observándola, tr
te saber lo