Embarazada del perverso CEO
ab
í que no me derrumbaría, pero el tener el bolígrafo en la mano
más al pendiente de él na
ás pensamiento
inicio lleno de amor que se desmoronó, al menos de su parte po
ó pensar, menos cuando tan solo podí
Isa
eterna que dejó una quemadura dolorosa en mi mano. Me eché para atrás, aclaré mi voz y volví a verlo esperan
hombre frente a los dos. La incomodidad tam
en mi mente aún existía la posibilidad de
lo. No quería que me viera llorar, pero ne
cia en su gesto ya conocido, más
ndo el llavero que le regalé en nuestro primer
blando lo agarré y lo miré antes de dejarlo caer. No iba a conservar algo
rota. Suspiró con pesadez. Pellizcó s
er las preguntas hace unos meses y me evitaste. - me
mos. - recalqué. Limpié el rabillo del ojo y levanté la mirada. - Creía que el
s lo único que diste en meses. Tu estrés me estresa más. Tu falta de utilidad en la cama. Ni para darme un hijo fuiste
reclamé ya furiosa. - Dejé mi vida por tí y con unos meses haciendo lo que yo por
e. Aún no podía creer que quien decía ser mi ami
cortó de golpe. - Es un asunto priva
ire que me ahogaba. D
en mis manos y me limpié las mejillas dejándolo atrás. El corazón m
Seguí todos los consejos de mi madre para s
ve mis pies. Malya
io. Sus te amo no significaron nada para él en comparación conmigo. Los te quiero de Malya eran falsos
? Estaba sola, eso era lo únic
lesto resquemor en la parte superior de mi garganta hasta quedarme dormida. Solo era un número más en las estadísticas. Un cua
Un par de aspirinas y pude al fin ponerme de pie p
su bicicleta. Haciendo círculos para perder el tiempo de sus va
sobre los videojuegos que me negaba a vender. No estaba de humor para negarme una
Tal vez, lavar la ropa, preparar desayuno, cuidar de la ropa de trabajo de mi esposo, regar plantas o pensar en enviarle
un esposo. No tuve nunca una
l mirarme al espejo. Mi aspecto no era el de una joven, ni me esmeraba en v
e que me diera palabras de aliento y
s ahorros que tenía sólo sobrev
era dinero para no darles más motivos para burlarse
scaba y marqué con un marcador trabajos que qu
tes eran tantos que las posibilid
revista y eso me animó un poco más. No podía quedarme sin hacer nada, la televisión n
ventas, edecanes, tantas cosas
i sien leyendo una q
e asisten
inticinco y treinta y cinco años. Bilingüe y c
requisitos. No perdía na
lidad de horarios. - me dijo la chica que me contestó
para ponerme presentable. Elegí un vestido gris tipo ejecutivo que se amoldaba a mi cuerpo como u
pidamente llegué al ascensor. Las puertas estaban por cerrarse en el momen
l rostro frente al mío. Me miraba como si le molestara realizar un favor, frío era lo que sentía al ver esos ojos celestes mirarme sin un áp
ún motivo me negaba a abandonar