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Prisionera del CEO vengativo

Capítulo 3 3.

Palabras:2111    |    Actualizado en: 10/09/2023

Da

y tres pisos no llamaba mi atención, yo tenía un mejor lugar en Tierra del fuego, donde el vivía, se veía acogedor y cómodo, p

ue no pudiese manejar, yo soy Dafne Echeverría, logré contratos por millon

n día para el otro, Tayl

uien les había avisado de antemano que llegaría, ese alguien era Tayler. Me qued

eñora de la casa?, ¿Debería dar ór

yler

mí esta clase situación, lo hizo a propósit

o por el

na celebridad, cabello corto, vestido ajustado, dejando poco a la imaginación, con su busto semi expuesto

a levantar la vista ante ellos, le producía escozor sus miradas sobre su cuerpo. El que no los mirara los llevó a creer

más, se supone que debían presentarse mutuamente como les adelantó su señor por teléfono, y

decir nada, el mayordomo enfrente de ella, u

mucho gusto tenerla con nosotros, me

mo creyó que la señorita Echeverría era demasiado arrogante como para responder , cuando en realid

uchar su nombre acompaña

mostrarle su

ivió, de presentarse ante los demás empleados, la mirada de la servidumbre la atravesaban, le

demás, poco sabía, que para sobrevivir a la

ro de la mansión, los murmullos

del señor Robinson

a nos miró

or se casó con alguien tan

ngatusado, ella debe est

ra ella de ahora en adelante, se sentían ignorados y ridiculizados por la mujer del señor Robinson. Por más que Dafne podía, e

iba adentrándose junto al mayordomo. Él le daba un pequeño reco

rda, el living y la sala de estar a la dere

s. Arriba había un gran candelabro con varias luces brillantes, los tonos oscuros y opacos cubrían el lu

eva de Fr

después por su

dijo s

rdomo al oírla, y D

s cuartos estaban

¿Desea d

tacones me e

exc

on es el primer cuarto a la dere

y se detiene en medio de los escalones al escuchar

hay algún otro cuarto

del señor Robinson es el

o dormir con Tayler esta noche. Dafne sospechó esa imposición eran órdenes expl

no pretendía dormir jun

er el tipo de esposa con la que

mirada fijamente ant

que puedo ofr

Dafne no se rendir

caso no hay más h

ó que usted se aloje en otra habitación fuera de

odía sentir la cadena de Tayler jal

é a preparar la cen

bió a demostrarle a todo el mundo que si podía dormir en otra habitación, por más que

la habitación de Ta

porte no giraba, y cuando fue hacia las otras estas tampoco se abrían, todas estaban

bre en el pasillo, él la quería oblig

muy equivocado. No voy a e

el último picaporte que

ler, diciéndose" Solo descansaré un poco, eso es todo",

otro sector de la habitación, era tan inmenso que Dafne sentía que estaba en la sala principal, y el lugar olía a tulipanes, con una fresca brisa de verano, ella se impresionó de tan cómoda que e

con lo que pod

ensar en una manera de escapar, ni siquiera podía darse una ducha, no tenía con que cambiarse, T

a Ivet para que le trajera las cosas de su

rse el ajustado vestido que le apretaba las tripas, a

l momento, la ducha la relajo de más, había trabajado casi todo el día, la cama era demasiado tentadora, mucho mejor que el sillón,

eño, el mayordomo más de

inson, señor

ese maldito

dentrada en sus sueños. El mayordomo la

ra Rob

los ojos y se asustó

pasa?, ¿Por qué

nson, no pued

arles, desco

no puedo d

ir en otro lugar que no sea en

¡Por el a

s dientes. Después giro su

¿Me levantarán de

ñorita, no quiero

el may

prepo y camino hasta la escalera. Al verla

va, señor

hora tengo prohibi

s, bajando las es

estará lista l

eré de

arle de cenar sin la pres

r, por más que fuera la señora de la casa, ninguno de sus empleados le obedecería como tal,

a su empresa si rompía los acuerdos prematrimoniales. De todas formas salió hecha una fur

ra Ro

a Robi

a, señorita

atraz, pero uno de los hombres de Tayler se lo impi

ra Robinson?, ¿A

aquí ni un

to que usted firmó, en la que específica que mientras estén casados, ambos deben vivir en el mismo lugar en lo que du

sus hombres con l

ación de la libertad!. ¡No pued

llamar un taxi para que la recogiera, pero enseguida le arrebataron el cel

podía dar crédit

adentro hasta que

ada de desprecio. No importaba cuán gánster se creyeran, quería demo

l. Tayler la tenía prisionera, esclava de una fort

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