Prisionera del CEO vengativo
Da
y tres pisos no llamaba mi atención, yo tenía un mejor lugar en Tierra del fuego, donde el vivía, se veía acogedor y cómodo, p
ue no pudiese manejar, yo soy Dafne Echeverría, logré contratos por millon
n día para el otro, Tayl
uien les había avisado de antemano que llegaría, ese alguien era Tayler. Me qued
eñora de la casa?, ¿Debería dar ór
yler
mí esta clase situación, lo hizo a propósit
o por el
na celebridad, cabello corto, vestido ajustado, dejando poco a la imaginación, con su busto semi expuesto
a levantar la vista ante ellos, le producía escozor sus miradas sobre su cuerpo. El que no los mirara los llevó a creer
más, se supone que debían presentarse mutuamente como les adelantó su señor por teléfono, y
decir nada, el mayordomo enfrente de ella, u
mucho gusto tenerla con nosotros, me
mo creyó que la señorita Echeverría era demasiado arrogante como para responder , cuando en realid
uchar su nombre acompaña
mostrarle su
ivió, de presentarse ante los demás empleados, la mirada de la servidumbre la atravesaban, le
demás, poco sabía, que para sobrevivir a la
ro de la mansión, los murmullos
del señor Robinson
a nos miró
or se casó con alguien tan
ngatusado, ella debe est
ra ella de ahora en adelante, se sentían ignorados y ridiculizados por la mujer del señor Robinson. Por más que Dafne podía, e
iba adentrándose junto al mayordomo. Él le daba un pequeño reco
rda, el living y la sala de estar a la dere
s. Arriba había un gran candelabro con varias luces brillantes, los tonos oscuros y opacos cubrían el lu
eva de Fr
después por su
dijo s
rdomo al oírla, y D
s cuartos estaban
¿Desea d
tacones me e
exc
on es el primer cuarto a la dere
y se detiene en medio de los escalones al escuchar
hay algún otro cuarto
del señor Robinson es el
o dormir con Tayler esta noche. Dafne sospechó esa imposición eran órdenes expl
no pretendía dormir jun
er el tipo de esposa con la que
mirada fijamente ant
que puedo ofr
Dafne no se rendir
caso no hay más h
ó que usted se aloje en otra habitación fuera de
odía sentir la cadena de Tayler jal
é a preparar la cen
bió a demostrarle a todo el mundo que si podía dormir en otra habitación, por más que
la habitación de Ta
porte no giraba, y cuando fue hacia las otras estas tampoco se abrían, todas estaban
bre en el pasillo, él la quería oblig
muy equivocado. No voy a e
el último picaporte que
ler, diciéndose" Solo descansaré un poco, eso es todo",
otro sector de la habitación, era tan inmenso que Dafne sentía que estaba en la sala principal, y el lugar olía a tulipanes, con una fresca brisa de verano, ella se impresionó de tan cómoda que e
con lo que pod
ensar en una manera de escapar, ni siquiera podía darse una ducha, no tenía con que cambiarse, T
a Ivet para que le trajera las cosas de su
rse el ajustado vestido que le apretaba las tripas, a
l momento, la ducha la relajo de más, había trabajado casi todo el día, la cama era demasiado tentadora, mucho mejor que el sillón,
eño, el mayordomo más de
inson, señor
ese maldito
dentrada en sus sueños. El mayordomo la
ra Rob
los ojos y se asustó
pasa?, ¿Por qué
nson, no pued
arles, desco
no puedo d
ir en otro lugar que no sea en
¡Por el a
s dientes. Después giro su
¿Me levantarán de
ñorita, no quiero
el may
prepo y camino hasta la escalera. Al verla
va, señor
hora tengo prohibi
s, bajando las es
estará lista l
eré de
arle de cenar sin la pres
r, por más que fuera la señora de la casa, ninguno de sus empleados le obedecería como tal,
a su empresa si rompía los acuerdos prematrimoniales. De todas formas salió hecha una fur
ra Ro
a Robi
a, señorita
atraz, pero uno de los hombres de Tayler se lo impi
ra Robinson?, ¿A
aquí ni un
to que usted firmó, en la que específica que mientras estén casados, ambos deben vivir en el mismo lugar en lo que du
sus hombres con l
ación de la libertad!. ¡No pued
llamar un taxi para que la recogiera, pero enseguida le arrebataron el cel
podía dar crédit
adentro hasta que
ada de desprecio. No importaba cuán gánster se creyeran, quería demo
l. Tayler la tenía prisionera, esclava de una fort