Embarazo secreto
más. Quizás incluso en el que ella misma trabajaba. Pero una mirada por la pared de ventanas y no había forma de fingir que estaba en cualquier lugar excep
rse de su pecho, Constanza miró el teléfono que tenía en la mano,
lo correcto. Él
a conocido hacía siete meses, cuando visitó Melbourne. El hombre que había puesto su mundo patas arriba de tantas maneras. Qu
ella su recuerdo de sí mismo. En eso había tenido más que éxito. Después de eso, pasó semanas despierta en el piso que compartía con Anna, pensando en él. Anhelando su toque mientras ella se tocaba, repitiendo el momento
sta que to
re el bulto muy pronunciado. El bebé se movió ante su toqu
acer lo mismo con el de él. Constanza no tenía idea de cómo reaccionaría él ante la noticia. No se atre
rime
tres
esas mujeres y las envidiaba a todas, pues nunca había sido tan afortunada. Por eso no había pensado en faltar t
estaba dispuesta a cualquier cosa... hasta que dejó de estarlo. Entonces, había visto a un méd
embara
eso había asimilado. Lo único que sintió en ese momento fue shock. ¿Cómo fue esto posible? La mater
una receta, mientras decía palabras que no había regist
ólo después de su primer escaneo, una semana después, la id
a. Ella no pudo. ¿Y si realmente fue sólo un err
en su cuerpo. Constanza no era delgada y alta como su mejo
opia impresa del escane
escribiend
a para que ustedes dos tenga
diría ella? Especialmente cuando se había aferrado a las noticias durante tres meses. Cuando les había jurado a Anna y Oliver guardar el secreto. Ocultarle el se
le diría a un hombre al que sólo conocía desde hacía una semana? ¿Un hombre que sólo había venido a Melbourne de
sería mucho más fácil para todos los involucrados y, si el altamente eficiente y ligerame
Anna y Oliver habían dicho. Tratando de creer esas palabras
mantenía a raya el frío de Melbourne. Un gato negro y peludo yacía en su regazo, ronronean
opia taza. "Él te extraña", había dicho, mirand
ntre las orejas, haciéndolo ronronear aún más fuerte. "
ho tiempo." Anna
o
estado a partes iguales asustada y emocionada por el nacimiento de
liz por Anna y el amor que había encontrado. También le rompió el corazón saber que nunca podría encontrar algo así. Lo más cerca que había estado era la
mente, retomando la conversación de donde había caído antes
uería tener nada que ver con este embarazo
actamente?'' Anna la miró a ella con una mi
paseo por la playa cuando vieron a una familia joven jugando con una pelota de playa que había c
Dante mejor que nadie. Él querría saberlo. No le estarías obligando a n
de repente perdió el ap
ué vas a hacer cuando lo vuelvas a ver con un n
a boca pero no sa
tu vida? ¿Renunciaste a los días q
una parte de su amistad con Anna. Estuvier
dirás entonces? Dale una oportunidad, Constanza. N
ca como para ver eso, pero ¿cómo le diría a Dante que sería padre cuando ella le había
, es sol