Embarazo secreto
blando de rabia reprimida. Hablar con Dante no había ayudado en absoluto. El mayor problema fue que casi no
se a
pero se negó a permitir que
na mujer embarazada, loca y ll
justo frente a ella. Le dijo al conductor dónde llevarla y se recostó en el
ado cuando vio sus ojos recorrer su cuerpo. Era la misma forma en que la había mirado hacía siete
porque no había necesitado a un hombre en su vida. Había tenido eso una vez y nunca más. No, lo único que q
almente no había dicho nada. Tal vez su bebé sería como ella: no lo suficient
ho peor que no dec
ció por primera vez. No tenía idea de que terminaría allí,
siete
re la multitud de cuerpos giratorios que se movían al ritmo p
e serpenteaban por todo el club proyectaban un brillo dorado, rezumando glamour y opulencia brindados a los más afortunados.
esta zona no había masa de cuerpos. Aquí y allá había acogedoras mesas y sillas. Un barman entretuvo a un grupo con sus
nico rodeado por
en silencio. Un hombre dorado y glorioso estaba sentado en la cabina. Era alto y ancho
ue él se giró para mirarla y la fuerza de sus ojos verde claro la dejó sin al
bre era
e ella. Esa sonrisa se fijó en su lugar. Anna estaba a
cento inglés era muy sexy. De repente, Constanza
respondió ella,
labios. Su piel chispeó ante el toque. "
decir su no