La Pelirroja de los Perros
supervisor, esperando en la entrada de la oficina. Ariana ya conocía la rutina y se puso en los l
uido. El supervisor, se sintió confundido con aquel gesto y bajó la guardia, momento que Alex aprovechó para escurrirse hasta su cubículo mientras
abía paso hacia ninguna calle, me costó un mundo llegar, ¿me perdonas ésta,
os. Esa preciosa rubia lo tenía fascinado desde hacía mucho tiempo, aunque no hacía nada por log
pero reconocía que lo disfrutaba. Adrián era un
ulo justo al lado del de Alex. Al pasar frente a ésta, le hizo un gu
iéndose a la oficina de Asuntos Generales, donde llegaba todo tipo de c
lgún caso prometía complicarse demasiado o requería una persona que no se de
rigió a donde lo solicitaban. Tocó
o su jefe al verlo en la
io, ¿para qué
ecesito que atiendas, algu
n obsesión por los gato
esta vez s
esa gente no tiene fa
Ya sabes qué hacer, si alguien lo sabe eres tú. No podemos permitir que en plena ciuda
uidar de sí mismos y se encargan de animales
rpeta, con la denuncia y t
tiempo precioso que podríamos dedicar a otras cosas más importantes, te
a todos los que tengan obsesiones, ve p
lo ve
e extendía y antes de salir s
departamento, mi trabajo es que se atengan a la ley. Me ocuparé ahora mismo- expresó sabiendo q
s llaves de su auto. Le dejó algunas
perfectamente limpia, podría decirse que estaba deshabitada. Al bajar del a
jauría venía corriendo hacia donde se encontraba él y dió gracias porqu
ingún humano salía de la casa, de modo que decidi
mbre bastante mayor qu
s usted y
o a atender una denuncia sobre la casa vecina ¿podr
quecen al vecindario, lo demás averígüelo usted mismo.
amó de nuevo. Mientras lo hacía vió a una joven que
ita, ¿es usted de
ina lo había visto que llamaba a su casa y antes de identificar
vive aquí? - s
é ¿por qué
ombre que vive aquí, pero
le hiciera irse, pero sabía que de todas formas
ara qu
ecesito que me informe si esa persona pod
no p
qué l
a hablando con usted - le
ue allí vive un hombre llama
mis perros, soy Alexandra Aldana, pero
su contra en el depa
ados e
ed demasiados animales
ió loco, mis bebés no están
esto. Ya esa mujer le estaba sacando de
, pero los cu
Cuá
pero de ninguna manera pod
ltima vez ¿cuántos
en este momento de aquí! - no podía res
ccionar el lugar, pero si lo prefiere, podría irme y regresar con la policía para h
olo hago lo que el Estado debería hacer,
se encarg
os, ¡así cualq
interesa, por última vez le pido que me permita entrar a rea
a. Quizás si ese estúpido inspector veía que sus
on la llave salieron a recibir a Alex. Por primera vez la chica no sintió alegría de que todos su
algunos, los más desconfiados,
-le dijo a Manuel al verlo para
males, puede ser peligroso por
undo, si llama a control de animales, llame también al ejército, porque solo de esa forma va a entrar en esta casa
nimales me agrede, la voy a demanda
llina y entrará o se va a quedar como un bulto tirado allí? - lo miró desde el porche- ya le dije que no le v
s- dijo el hombre mirand
narlo si no me lo dice-
ra parte, o mejor, enciérrelos pa
duda preferiría meterlo allí a usted que a alguno de mis perros. ¿Sabe algo? voy a entrar y si se dec
apresuró a responderle. La alternativa de entrar solo a la casa era mucho
ientes mascullaba "malditos locos que deberían es
negó con la cabeza con expresión preocupada- Cierre el portón, no queremos
ró el portón tras de sí y comenzó a
e mis niños jamás le harán nada, son muy inteligentes, más que muchos "humanos"- Manuel llegó a su lado y Alex abrió la puerta. Nunca ponía llave
le esperó para que en
e limpio, pero se sentía un extraño ambiente de tristeza. Había algo en esa casa, con los espacios vacíos en las paredes donde hubo pin
ujer, que se percibía muy delgada debaj
por todas cuántos perros tiene?
yo no lo he logrado, se mue
algunos treinta o
onterías gubernamentales y no a los albergues para animales, es más importante
mi problema, realmente no me
ón para eso y usted hasta ahora no
to es un área residencial y esta cantidad de perros no está permitida aquí - caminó por la casa y Alex sintió un deseo
de modo que Alex se dedicó a servirles su alimento. Si ese ser odioso iba a ver
ente, eran ancianos que vivían en medio del hedor de los excrementos regados por todas partes y las casas eran verdaderos chiqueros. Esta mujer por el contrario, mantenía un orden casi milit
Igor en su camita, con la pata enyesada - No pase al patio porque no he limpiado los regalos de hoy de estos chicos, si no quier