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PEONÍA. rebeldía, nobleza, belleza, y amor.

Capítulo 3 Campos Elíseos

Palabras:5665    |    Actualizado en: 28/01/2024

en la ciudad, ninguno de ellos de clase noble. La asamblea se hizo con el único fin de escuchar las peticiones y necesidades de los menos afortunados. Alice, después d

ió de viaje muy temprano, tanto que Alice no alcanzó a despedirse, se había quedado dorm

ma, y eso le molestaba, detestaba despertar ese sentimiento de lástima en él, obviamente cuando Lord Fontaine, se sentía observado apartaba la

nción de la jovencita, continuó.– ...Ayer, cuando la señorita Bonnet lo mencionó, sentí la necesidad de visitar dicho lugar...– Alice volvió la mirada a la ventana,–...y ya que tengo co

hombre tan estirado como él, le gustará dejar a u

, ¿acepta mi invi

a que más frecuentaba ese lugar era Alice, puesto que de todos los días de la semana, el sábado era el día en que solía estar mas ociosa, así que lo dedicaba para dar un paseíto y salir de la aburr

a en el palacio todo el día, saber que tenía la oportunidad de salir de esa cárcel le emocionó un poco, aunque fuera con tan mala compañía. Antes de decir algo, comenzó a imaginar cómo sería aquel lu

durante un rato,–Acepto.–con

lidad era totalmente opuesta, la princesa había aceptado, pero eso no garantizaba ningún a

respuesta,– expuso el joven,–l

nía entendido que el rey le concedía a la princesa permiso de salir siempre que fuera día sábado

salir, Lord Fontaine se encaminó hac

l esperaba de pie una respuesta. Después de un rato el rey habló, ¡Oh sorpresa!, aceptó, no puso ningún impedimento, y eso le sorprendió mucho, estaba casi seguro de que no lo permitiría. Sin embargo, el rey confiaba en él, sabía que era un hombre im

, para asearse antes de salir. Cuando había terminado de prepararse, se

– tocó l

tó desde el interi

Richard's se quedo en el palacio, ya que tenía algunas complicaciones en su salud, nada grave, presentab

Alexandre, le ordenó a la señora Richa

ey ha consent

la puerta seguida por La señora Richard's , Al

idió acompañarla.– inf

traban en la gran puerta del palacio real, se dieron cuenta de que un carru

e, Alice, la señora Richard's, y dos cocheros; Todos permanecían en silencio, hasta que Alice tomó la determinación de hablar. Habí

tan serio?.– pr

ncesa, no podía evitar sentir molestia ante su actitud atrevida e irrespetuosa. sin embargo, igno

as personas.–habló Alexandre. Alice volvió su mirada hacia él.– Deb

, porque aparentemente parece ser que si.– prosiguió, pues era evidente que él tambié

ionante, en especial si se trata de un carácter tan complejo.– esta vez fue

o una sonrisa.–Lord, Le aseguró que todo

nto y luego volvió la mirada

victoria satisfactoria y muy aplastante sobre Lord Fontaine. Y aunque parecía que era as

quídeas, y sus favoritas, las peonías. Y Así pasó la mayor parte de la tarde, recolectando las flores más bonitas e intentando ignorar la presencia de Lord Fontaine, pero fue algo inevitable, le daba curiosidad saber que estaba haciendo, o saber si aún estaba enfadado, así que de vez en cuando lo m

zaba a ocultar, supo que habían permanecido mucho tiempo

, se hace tarde.– se acercó, hasta e

bía perdido la voz, Lord Fo

molestar

compañía es muy gratificante para mí.–

cia, tanto que consiguió extraerle una sonrisa. ¡Y que sonrisa!, una que muy pocos tenían el pla

rle sonreír de aquella forma le sorprendió bastante. Para ella era muy habitual ver sonrisas falsas en la gran mayoría de las personas que la rode

ción. Pero cuando se dio cuenta de lo que esa sonrisa había causado en ella, carraspeó, simulando desinterés,–comprenderá que con su

.– dijo él sin dejarse a

sonreír, esa última sonrisa le hizo erizar la piel,–que bueno sería poder verlo sonreír co

uminaba su atractivo rostro. Continúo caminando detrás de Alice hasta llegar al carruaje,

ber de comunicar que la princesa permaneció a salvo durante el tiempo que estuvo bajo su responsabilidad. Desp

haya disfrutado el día tanto como lo hi

de entregarle el ramo de Peonias que había recole

ed.– dijo con

Alteza.–contest

e ayudaran a mejorar su malhumor.– sonrió con pic

le divertía hacer ese tipo de comentarios, y también era

ba ridículo que un hombre conservará flores en su habitación. Pero antes de que pudiera ha

– ¡oh, que flores más preci

el ramo.– Son obseq

decir que usted le agra

mucho, se

ías a cualquiera, y mucho menos si son tan preciosas cómo estás.– dijo

s tarde, lo mejor es

nguna molestia, po

un

junto a la puerta, mientras observaba los vistosos colores que vestían las flores. De repente el jov

dijo la señora Roses, quien traía

bo antes agradecer su generosa a

do modesto. permítame a

jo, mientras le observaba arregl

s,– dijo ultimando detalles al ramo.–no hay duda que

ente.– c

arra con las flores, y procedió

Si

a cualquier persona, ¿por qué?, es decir, ¿Qué tienen

e la princesa.– dijo con una enorme sonrisa,–

lexandre, mientras mi

ne,–no quiero molestarlo más, con permiso,

aposento sosteniendo el arreglo de flores en una de sus mano

n experto en flores, con suerte conseguía diferenciar entre las que él consideraba las más conocidas, y ni siquiera por su forma, si no por su color; las rosas por su color rojo,

blemente agradable, podía decir que exquisito, era una mezcla de dulce, cítrico y un toque picante. dej

go, se encontraban en la mesa después

a.– saludó Al rey.– Buenos días, Altez

olvieron instantáneame

a mesa,– está mañana he recibido una nueva carta de

to tenga tiempo.– Lord Fontaine, De inmediato pudo n

disculpen.– dijo el rey,– querida hija, te veré en la

r, quedó todo en completo silencio, h

ba, ¿qué le gustaría

spondió de

n asombro,– creí que no

, o política, pero si me apasionan las novelas y la poesía romántica.– re

enido el

storia, literatura, geografía, filosofía, cálculos,

– comentó él por lo bajo. Se refería p

– preguntó la pr

ntos bastante libertinos. Además ese tipo de libros rompía las reglas estrictas que existían hasta el momento, Francia se caracterizaba por tener una socie

cimiento sobre sus

no debe saberlo.– hizo u

a algo,

caballero como sin duda los es, no le dirá nada a mi padre sobre mis gustos.–Dijo Al

– susurró acercándose un poco al oído de Alice

reacción de mi padre.– Él la miró algo intrigante.– Ya estoy

co respeto que Alice tenia hacia su majestad el rey. Así que retomo el t

s, estética, sentimentalismo, y fantasías, no enriquece el cono

movimiento literario más exquisito que existe, ¿cómo puede s

, Mis gustos son di

que eviden

, para entablar una conversación agradable, aunque te

poco sobre ese encanta

a anterior, dudo mucho que le

undamento. Le ruego me platiqué sobre el libro, me da

salió del lugar, pero antes pidió a la se

ba la presencia del caballero, así que él comenzó hacer preguntas para obtener su atención. Pasaron algunos minutos y el joven no paraba de hacer preguntas o observ

era un gesto por parte de la princesa,–Parece ser un libro inc

s.– c

las páginas de ese libro, acr

tiene, puedo facilitá

ó,–sin embargo, prefiero escuchar

ue lo lea p

ás entretenido

e retomar desde el inicio, y no me apetec

ta, podría enseñ

icas.–

o nuevamente,–la señora

n es mucho más agradable. claro, sin demeritar a la se

esa materia es

abe que son las mat

s dan bien los números, son incapaces de entender qué habemos personas que al mirar una página llena de números n

uchos libros, tantos que al final me tér

abur

é le gusta?.– pregunt

sta la literatura, romántica,– levantó con su mano el

ó fingiendo tristeza,– parece que al final no conseguiré que me

s de un momento como si algo en su i

ngo una condición– dij

r lo que des

áticas, pero deberá tocar el ar

mi ser su maestro, pero

yo seré su maestra.– dijo

oven,– pero primero debemos co

roblema, ya lo ve

n debe leerlo para mí.–Recordó seña

gustaría comenzar a

uiero.– dijo fin

prenderé matemáticas, y también usted aprenderá algo

arece

a vuelta por el jardín. Le aseguró que es mucho m

había logrado lo que se propuso, romper la barrera entre ellos d

chas más por ganar, para finalmente salir victorioso e

e limitaba a escuchar con suma atención, y aunque en un inicio el interés por el libro era falso, no tardó en cambiar de opinión, Cuanto más avanza

uando Lord Fontaine que hasta ese momento había permanecido abismado escuchando, se di

nstante de observar con gran disimulo cada acción de Lord Fontaine. Entonces, cuando E

e ganas por saber, cuál era la razón por la que ya no prestaba atenc

é su

ión, pero acabo de darme cuen

cómo es posible que haya pa

lotte Turner resultó ser mucho más

o sobre las manos de Lord Fontaine,

un préstamo

sted aún no ter

leído en su totalida

itarle la mirada,–Permítame ac

o atardecer,– negó con las manos,–Lo veré m

, ¿por qué la había pasado tan bien en compañía de una persona tan aburrida como lo era Lord Fontaine?. Y pese a la agradable tarde que ha

contrario, ella se mantenía firme en demostrarle lo mucho que le desagradaba. No desaprovechaba ni un solo instante para atacar al joven con sus comentarios mal intencionados; y aunque su objetivo principal era que renuncié a la labor que el rey le encomendó, poco a poco fue convirtiéndose en un juego divertido para ella. Alice disfrutaba poner de malhumor al honorab

as continuó leyendo la novela, y tal como lo habían acordado, en ocasiones la princesa lo leía para él; a cambio Lord Fon

e literatura, historia, pintura, entre otras, a cargo de la Señor Roses. Se debe decir que el interés de Alice por las clases a cargo de Lord Fontaine era exactamente el mismo que

mente intolerable. ¡Pobre Lord Fontaine, se encontraba metido en una camisa de once varas!, y saber que fue él mismo quien se quiso complicar la vida innecesariamente. Sin emba

dejamos esto para mañana?.– propuso

ayer, Alteza.– i

co estoy de ánimo, le aseguró que mañana prestaré

es, ¿qué sugiere que hagamos?, apenas han corrido diez minutos de la clase,–

lase, de lo contrario el rey se enfadaría, ya que se

ropuso con

qué?.– preguntó

nas, por ejemplo, so

r sobre mi, Alteza

lleva en su mano ese aburrido reloj?.– señalo el r

la hora.– cont

omento?.–

notar que Alice era muy observadora, y que a diferencia de lo

saber la hora, para organizar mucho mejor el tiempo,

lo vivir.–

de alguna forma lo que la jovencita había

rran lo cuentos de hadas, o las novelas de fantasía que tanto le gustan, Alteza.

aravillosas,– mencionó con un brillo radiante en sus ojos.– Depende de cada quién escoger cómo la quiere

escribía con palabras tan bonitas sin duda alguna era fantástica

de un ahogado suspiro,– cuando adquiera

ltar. Él no tardó más en ponerse de pie, camino hacia una de las ventanas, y guardó silencio por poco más de dos minut

guntó la joven princesa co

– contestó girán

a desaparecido por completo, ahora se veía como siempre, serio.–¿Le gustar

o con alguna mujer?,– preg

o puedo mencionar palabra.– es decir,– volvió hablar Alice,–¿tiene algún tipo de relación con una mujer, o fr

idamente,– No tengo re

contestar, interrumpió la voz de la princesa.–¡Oh, un momento!,– exclamó,–creo saber la razón.–sonrió traviesa,

ra más de la princesa, esta era la primera vez qu

o pretendo a una dama, es porque no estoy interesado en pedir la mano de nin

ta la desdicha de su compañía, y mucho menos si es para toda la vida, sería u

a tendrá que soportar esa desdicha.– com

logrado salir victoriosa de esta conversación y eso

lteza, la reina y la señorita Mari

que regresa

o tuvieron que ad

sucedido algo?.–

to en el bazar de la caridad, y la reina deb

que había ocurrido alg

estar presente en

gustan ese t

as de alta sociedad, personalidades importantes, y por ello se le exigiría mucho más a su comp

mpañar a la rein

istón,– Con permiso, debo darle la bienvenida a mi madre

sido muy duro con la princesa, pero debía serlo

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