PEONÍA. rebeldía, nobleza, belleza, y amor.
tó el joven, le dio un último mordi
dado?.– preguntó
pasó la mano por la cabeza, d
mientras observaba
mó,– ¡vaya!, las cosas se
mbras con
rae por aquí?.– interrogó fing
de las que prefiero no hab
es algo, Alexandre, soy muy comprensivo,
eguntó Fontaine, mientras pelaba
e aquí no les agrada las personas nuevas.– habló a m
tas decir es que, estoy metido en
erdad no lo sé.– arrojó con fuerza lo que le qu
nterrogó Alexand
ejemplo, tu navaja,– señaló con el dedo p
a gente supone cosas
aben nada sobre ti, a mi no me importa, como ya lo mencioné antes, pareces buena
o lo dices, las cosas no son fácile
de lugares, entonces no te importaría decir
ensajero de las personas desconfia
el cuello. Eso suena más a un intercesor que a un mensajero, ¿no lo crees?.–se acercó a Alexandre quedand
tonces debo agradecer a ti el que aú
so es bueno. Creo que vas a sobre
bastante
dos semanas con vida en este
¿qué es lo que qui
, como ¿Quién eres?, ¿familia?,
hasta que....– se le cerró la voz, guardo silencio. Debía esforzarse en que su historia fuera creíble.– Bueno, es difícil.– dijo retomando el aire
hubiera pasado, lo siento.– dijo
iero olvidar y sanar
ué quieres rehacer tu vida aquí?. Es decir, este no e
ás he escuchado qué las muje
ys. Te voy a llevar a la casa de Rosario, ese lugar está lleno de chica
conocer ese lugar antes d
ijo Francisco, pasando su bra
, n
todo soy quién te ha mantenido
o que no teng
entre risas.– soy tu única opción, tu se
ré. Nunca olv
ugar, y desde el día uno cayó en la cuenta de donde estab
l cielo vio a Francisco, un joven un poco mayor que él, no mucho, quizá solo un par de años. Se balancea
o?.– pregunt
evantar la mirada. Decidió quitarse l
estúpida, el pozo debía tener varios metros de profundidad. Teniendo en cuenta el miedo que reflejaba el joven y el hecho de que la bolsa ya debía haber tocado
- comentó Alexandre, dand
es,
cuántos
ro creo que unos trei
profundo. Debes
o.– dijo Francisco l
muy especial, digo, como par
la bolsa no me importa en lo más mínimo, lo que
s en esa bolsa?.– pregunt
tó Francisco, par
nadador, no recom
debo confesar que prefiero morir ahí dentro,– señaló el inte
uena nada
elegir, la verdad prefiero morir
, creo que es mi de
preguntó Francisco co
azo al interior del pozo.
caer de nuevo
en ser buen nadador, apenas podía quedar a flot
interior de la bolsa?,
un suspiro,– No
da q
l interior del pozo, intentand
ida, antes que buscar una
os de plata
aja tenga cien francos de plata?. Con solo ver las fachas de Francisco, se podía s
o.– comentó
tienes qu
dijo Alexand
e los dos es buen nadador, y supongo que no llevas en
...– Alexandre busco en su bolsa y sacó una
con emoción, sin tener la más mí
o extremo a su cadera.– Atala a tu cadera.– le indicó. Francisco lo miró confundido, pero a
que salte?.– pr
saré todas mis fuerzas para ay
si no logro s
no dejaré
co
ltar sin ninguna probabilidad de regresar a la supe
ro de que me ayudarás a salir?, ¿cómo estoy segur
jiste, si no la recuperas igual vas a morir y de una fo
a de Alexandre al pozo
e quedare aqu
odas formas soy hom
isión. Vam
sus pulmones de air
a, Alexandre tiró con todas sus fuerzas para ayudarlo a salir, fu
logró su objetivo, recuperar la
y lo recostó en el suelo, hizo cinco presiones torácicas, y repitió varios golpes en la espalda. Por fortuna todo salió bien, F
nadar.– bromeó Alexandre, in
o a reír, y una q
rtía tanto la idea de
creer, estoy vivo, sabes lo feliz que
ho antes que
¡Eso fue increíble!,–soltó otra carcajada,–No puedo cree
dudabas?.– inte
scó la cabeza,– no se pued
a tienes en
no, y ¿cómo
exa
ma Alexandre, ¡vaya! Es bueno saberlo,
francos de plata.– dijo Alexandr
míos.–
de lo contrario, perderlos
gente.– dijo
buen lugar dónde pu
ntes, responde una c
ablecerme.– hecho un vistazo al red
mes buen lugar.– comentó–Entonc
mento, me gustaría un lugar pa
des quedarte en mi
miento, no es necesario, pued
éeme, es mejor que pases la noche en mi casa, en realidad n
igo vive
ive con ellos en otra ca
zar tu hospitalidad, además
jo tomando la delantera,– oye, po
aci
cho.– comentó asien
un r
o como ese.– bro
n más facilidad. ¿Confiaba en él?, por supuesto que no, pero debía de hacerle creer de que así era, y por supuesto, también ganarse su confianza. Algo que no era muy difícil, Francisco era un buen ho
dando saltos por la calle,– ah! Había o
de tu propiedad?.–
teralmente mía, pero cuando estoy en el bar ella solo tiene oj
. ¿Algo más qu
es para pasar la noche. Puedes meterte
avorito está en el lugar, por
me gusta de ti, eres muy intelig
go m
iempo a nadie, ya sabes, para
la chica equivocada, y no ver
en la entrada,–ah
cisco introducía la lengua en la boca de la pelirroja llamada Rosa. Las mujeres con ropa provocativa caminando por todo el lugar, vestidos con colores vi
preguntó Francisco, de
ectamente.– con
reguntó, después de mirar que
chicas.– mintió. Alex
son precios
sin más
dos la llaman susi, es la chica más sexy de este lugar, y mira, no te
sexy de este lugar era y
n. Susi es la chica más sexy de este
no pudo ev
logrado ponerme celos
un beso, se acercó al oído de Alexandre,–Ve a por Susi,
a. No quería pasar la noche con una prostituta, él no era ese tipo de hombre, pero comp
ece que esta
ce calo
staba la rubia de ojos azules. Agarró un jarra de cerveza qu
rubia, con voz s
del que to
ue era tan famoso.– dijo intentando disim
llamada Sara, era una mujer fogosa, y muy hermosa, con ella tuvo su primera experiencia sexual, se podía decir que ella fue su maestra en la sexualidad. Hasta el momento,
po que sus ojos hayan visto, ahora puedo ver que no exageraba ni un poco en decirlo.– dijo deslizando su pulgar por la barbilla
mbién tienes un rostro muy bello.– bajó la
él puso resistencia.– Esta noche será un regalo especial de bienvenida.–Tiró nueva
cerlo sería bastante extraño. Por supuesto, dejando a un lado lo caballero, poniendo en primer plano su masculinidad y posición de hombre tentado por una hermosa mujer, el deseo de pasar la noche con aquella hermosa mujer crecía cada segundo, sumado al
n vestido hecho de retales de gasa color rojo que apenas le cubrían los muslos. La mujer agarró el borde del vestido y lo subió hasta las caderas, mir
reguntó mientras deslizaba las ma
idió, mientras abría las piernas. Br
para si. Su propietario debía estar muy satisfecho por
l de una pluma, la despojó de todas sus prendas, besó, mordió, y lamió sus pechos, acarició cada parte del cuerpo, la piel de la rubia quemaba y eso era excitante, le hacía desear más estar dentro de ella. Y así fue, sin dar más larga al asunto se hundió en ella, una y otra vez, los gemidos de la rubia le satisfa
s todo un semental
Se abrochó el cinturón y dió un paso hacia la puerta, decidido a salir de aquella habitación para averiguar lo que pasaba. Per
conmigo, No salgas,–
é oc
ser
e la habitación s
que pedía ayuda, pero no podía hacerlo, no podía meterse en problemas, tenía una misión que cumplir. D
jame salir de aquí.– gr
de una chic
ónico, ¿no lo crees?, el dueño de un bar lleno de prostitutas, exige a su hija comportarse como una santa paloma. ¡Que cara dura!,– e
rónico.– di
tación, quiero pasar
unas cosas importante
nte, como para no querer pasar
me encantaría queda
ejor noche.– se lamentó,– al menos me queda el c
o Alexander
es tu nomb
volviéndose de
, estaré disponible para ti.
spidió con un g
a donde estaba Francisco, que de
quería arruinar la felicidad de su amigo, así que tomó l
e
gresa con susi, termin
ado suficiente
no era ese tipo de hombre, él era un caballero, tener sexo con un
jo Francisco m
poco.– dijo Alexander,–
e te vayas, e
vió la vista hacia la ventana, miró un corsé
ser.– dijo
?.– pregunto Franci
go, tenía en la montura el símbolo real, y
agarró a Francisco y lo sacó
oco?, ¿estás ebrio?, es eso, ¿ya te embr
stoy
te sucede?, no ves que
ló al animal,– ¿De
sea de alguien de por aquí, se ve
mira,– dijo acercándose al animal, señaló la montura
aquí, además si así fu
xander, agarró el medall
o mas preciado, Co
e.– s
l cordel de la princesa
– preguntó Francisc
e temía
r la razón por la cual el caballo de
ayos es Alice?.– p
contesto d
, no comprendo nad
z, francisco no podia saber conocía a l
ro. Regresare
ndido. – No, espera,– hizo que se detuviera,–Regresa ahí ad
quieres que
abló fuerte perdiend
, cuando lo haga, debes prometer que me dirás la razón
o necesito prime
o,– dijo Francisco, y entró a la casa Rosari
d de que aquella joven pudiera ser Alice. Cuando ese pensamiento llegó a su cabeza se sintió indignado, la sangre le comenzó a hervir, de ser verdad lo que cruzaba por su mente, juró no dejar a ningún hombre con vida en ese maldito bar. Camino hacia la entrada dec
ión e intentaba compararlos con la voz de Alice, con la esperanza de estar equivocado, y de calmar un poco su
n sobre el animal
ue Francisco tenía que decir, o simplemente continuar
delantó la pelirroja.– lo traj
jo?.– interrog
ente, uno que está mu
.– preguntó con tan sol
go.– habló
o de la casa en
la casa en la que vivim
e ¿dónde saco é
uen
no,
é de tranquilizar a este caballero.–dijo francisc
lo miró in
re con ese animal?, ¿Porqué quieres saber sob
o sincero cualquiera que fuera la respuesta, francis
í a un
, con
s su c
que ese es
solo lo sé.– co
iña, y ese mismo caballo,– volvió a señalar,–evidentemente por su placa y montura, pertenece a la realeza, en
co no era tan tonto y tan fá
, entendiste muy
dos, ¿por qué rayos conoces a una niña de la realeza?, y ¿Quién es esa niña?, ¿Q
fallan, esas fuer
ije que serían dos, p
es es mi turn
ero que sea respues
tas no era lo que realmente le i
ómo había llegado el caballo de Ali
tió francisco, tomando u
asustada, así que no dudé en ayudarla.– mintió. Debía
l lugar preciso para ser un
sup
iembro de la realeza?, es
ña.– aclaró
a,– susurró,– Ent
pero que en ese momento estaba asustada, y arrepenti
ento!,– comentó francisco c
adecerme de una
que... olvídalo, enton
, pero supe que pertenecía a la r
ayuda
n pase y la reconozca, entonces esperé escondido entre los arbustos,
ue este caballo es el mi
to un mensaje, aparentemen
tia y leyó lo escrito en la
a niña?.– pregun
ncontrar a una buena persona, y haya sufrido daño p
aclarar, solo roba a los adinerados, aunque teóricamente eso no es robar, es traer devuelta lo que nos pertenece, porque aquí los únicos ladrones son ellos, que llenan sus bols
averiguar al
adres, disfrutando de un delicioso banquete. Mientras que tu estás aquí preocupado, matándote la cabez
razón, per
o compasión de mi. Hay muchos niños desamparados, y ¿Qué hacen lo
isto tanto niños sin hogar, y tanta pobreza como en aquel lugar. Sabía que la pobreza existía, pero nun