PEONÍA. rebeldía, nobleza, belleza, y amor.
uy entretenida, tanto que tuvo que tapar su boca con la servilleta en varias ocasiones, y a juzgar por las arrugas que se le formaban alrededor de los ojos, estaba cl
cho más fácil escuchar a sus padres, que intentar conversar con ello
hablador, ¿verdad
nota.– comentó por lo bajo Alice,
o el rey,– es muy re
ero escuchar.–
ía la mujer perfecta par
Alexandre, quien de inmediato si
e pensad
esta, me gustaría
educada, bondadosa, entrañable, responsable, puntual, frágil,
ribes a tu madre
presente
a mujer maravillosa, así que, si, t
ndre la miró,– dice que el modelo de mujer p
o mencioné las característi
así que después de escuchar que su hijo la tenía en t
iró, y de inmediato le preocupó,
¿te sien
z de tener un hijo como tú, ¡soy la
ental.– explicó Louis al rey
veo.–
jo Marie limpia
as madres somos así, extremada
el resto de la cena. Cuando terminaron, procedieron a re
unos comentarios inoportunos.– la señorita había comentado algunas insolencias durante la cena, claro, cosas sin mucha importancia, pero que
fuera de lugar, no se preocupe.– dijo la
de hombres, y las mujeres hicieron exactamente lo mismo. Marga no paraba de hacer preguntas sin sentido, la reina, quien poseía el don de la amabi
i hijo?, si tiene alguna queja, le pido por favor me lo
n instante, luego habló.–No te
cree, alteza?.– comentó Mari
madre. Volvió la vista hacía ella, y de mane
o Alice, mirando f
í, suponía bien que platicaban sobre su persona, pues era evidente las mirada de ambas estaban sob
le seguridad a usted, alteza, nos alegramos mucho. Pero también debo admitir que nos pre
bien con la labor, además, la mayoría del tiempo permanezco aquí, en
eso, alteza.– dijo M
dije hace un rato, sobre que en un futuro tendrá muchos pretendientes, es verdad.– frotó sus manos sobre su vestido,– estoy segura que serán caballeros bien pa
inaba hablar, eso no le molestaba, al contrar
so casarme.– comentó A
tampoco me agradaba mucho la idea del matrimonio, p
e de que se
piró, mirando a
mo saber si es la persona correcta?, ¿cómo saber si está e
Marie,– pero por alguna razón
– dijo Alice,
también se siente vulnerabilidad, miedo, pero a la vez existe una fuerza enorme en el inter
la princesa iba en aumento, así que decidió poner sus cinco sent
también sentirá lo
correspo
comp
pondido, en algunos casos, so
supongo que
pero no para
be hacer en
ar por ese amor.–
a.– dijo Alice c
intentando entender lo que Marie decía, pero no lo lograb
o en uno de sus libros, que todos estamos unidos a una persona, sin importar el lugar, distancia, o tiempo, tarde o temprano están dest
inados a estar j
n acto de amor, inclusive, es el acto de amor más grande que existe.– Las palabras
orq
lo mismo, y no podría ninguno ser feliz. Es por ello, que prefiere alejars
el amor es la fuerza más poderosa que existe, se
ás grande, pero no por ello puede for
de con la persona que está ena
vida.– resp
fácil.–Sus
– negó,– Solo... continúa, aunqu
mando a esa perso
s el amor, todo lo espera, y todo lo soporta. Prefiere negarse a sí
protestó Alice, co
urdo?,– preg
adre.– r
hablábamo
– interrum
a?.– dijo
bablemente mañana sea un lindo día
reina,– ¡santo Dios!, l
descansar.– dijo el rey.–Mañana ser
hablan, tía?.–
ada año en el bazar de l
r fondos para los más neces
ba punto de invitar
Marie,– estaremos en
guiar a los marqueses, y a la señorita Charpentier a las habitaciones. Debía
eñorita Charpentier resonaban por los pasillos, y eso que apenas había comenzado el día, cruzaban apen
quel árbol fuerte era cómplice de sus escapadas, Alice sonrió, al recordar sus
tación,–Gracias a Dios, ya es
la princesa.–¿a qué se debe tan gran milagro?.– p
rtes carcajadas, era de nuevo la señorita C
ndose sobre el sommier,– No he podido completar mi
pentier, por darme una ayuda el día de hoy, me
.– dijo Alice
tre sus manos tres vest
si te parece bien.
ia –harás que tu padre s
o, no contigo.– acomodo la
a tus obligaciones, y no me estas ayuda
antó la mirada,–
!,– exclamó sonrient
r con todas sus fuerzas para lograr que entre en la bañera, ya que se rehusaba a aban
bellos, y entre las largas trenzas enredó algunas paniculatas.–creo que he
do una eternidad.– apoyó el codo sobre el apoyabrazos
fuerzo es menospreciado
a la puerta. María abrió,
net.– saludó con la elegan
verencia.–Se ve muy bien el día de hoy.–
ó algo incómodo,–La reina las
aria con una sonrisa boba. Ese era el efecto
evantó una ceja. Se abrió paso y entró a la
mirando a Alice, quien dorm
er la imagen, no podía c
ijo María,
pido unos minutos más.– s
ra.– habló Alexan
iró a Alexandre con pavor, luego pa
tener una horrible pesad
ueños, pero su madre la espera,– miró el reloj– hace ya
ame, aún sigo en esa horri
cuentra despierta
es real.– dijo mordaz, m
rrible pesadilla, alt
cen pensar eso?–
nir, así que decidí hablar, antes de
a Alexandre,–...que su
dose rápidamente en pie–No deb
rdo, alteza.–
ión con una actitud presu
carruajes se encontraba, La reina Charlotte, la marquesa Marie, la princesa Alice, y la señorita Marga. En otro, Alexandre en co
stócratas, El evento de beneficencia, había atraído a importantes personalidades, como la famosa d
ortando algunas peonías y rosas, siendo las primeras sus favoritas. Pero, aún cuando su mente deseaba estar lejos de esas personas refin
mejillas y la mandíbula adoloridas
todo lo que quieras.– dijo la reina
y Marga, mientras ella se quedó parada en la ent
dónde quieres empezar?.– Alice se habí
o Alexandre un
ó cuando escuchó
reguntado , ¿por dónde le g
azo al lugar,– por allá,– señalo ha
.– dijo Alexandr
go rato escogiendo libros, in
e su estructura era en madera, y por supue
n amable de ir por alguna
lteza. ¿Qué bebi
?.– dijo, sin quitar la mirada del
.– respon
rió con picardía. Librarse de Lord Fontaine había sido más fácil
de bebidas, y ordenó dos vasos
de un hombre elegante, alto, rubio, de ojos color azul celeste, cruzaba unos cincuenta años de edad
sugerencia.– s
Thomas muller.
uller.– dijo Alexandre, sin
ltó una carga,–la pregunta es bastante tonta, es evidente de que si lo es, digo
io.– contestó sin mirar al hombre,
te tiene.
fiere?.– preg
enes que prestan servicio son enviados a defender las fronteras, los
d?.– preguntó Alexandre, al nota
un pequeño pueblo cerc
paso, o, r
aunque viví hace va
ntainebleau, la mayoría de su población se
no vino por
uí por pura casuali
traen a Paris?.– preguntó
a conseguido tener la
Y, dígame joven, ¿
Fontaine.
han ubicado aquí, y no en las fronteras.– dijo Thomas,
on sospecha,–Creí escucharle
bien, Lor
sabe quién es mi
Fontainebleau, es bien conocido por su gallardía, excelente desempeño militar y político. Ademas, es
uena información
ontaine es muy
a barra, en ese momento recordó a Alice. Rápidamente levantó la vista hacia
e agradable. Pero tengo que ir a cumplir con mi deber.– Dejó los dos vasos con agua sobre la b
o mire a la princesa caminar hacia la salida.– Alexandre lo miro, a
tar en aquel lugar era abrumador, incluso por un momento sintió que no podía respirar. Caminó por algunos minutos hasta llegar a una calle angosta, cuando llegó al final de está, cayó e
iado de prisa,–
r el camino de regreso a la calle principal, pero no puedo avanzar, ya que el h
decidió hablar,–¿Q
o, pensé que era
úe mi camino.– p
ué deb
real debe estar buscándome en este momento. Y,
s palabras.– No tendré ningún problema, porque le aseguro que la guardia real no la está buscando,
– volvió a pre
na escoria.– dij
unca antes habían insultado a su fa
table, ¿cómo puede decir
zó,– Son cucarachas, asquer
der ante los horribles in
sas tan horribles
–Tiene el descaro de preguntar.
dre no es lo que us
roba todo el dinero que re
hacer ese tipo de acusaciones,
– Negó,– cada palabr
el bazar es para ayudar a los
n la periferia a recibido ninguna ayuda.– dijo furioso,–Y, no conforme con robar el dinero, El rey env
ser verdad.– s
bolsillos, y también los de la alta sociedad a costa de los pobr
os con las manos.–soy testig
s, para hacer correr la voz de que si hace actos
odo lo que dic
ice pudo ver en los ojos del hombre que no mentía, sin embargo, no podía creer que su padre fuera capaz de c
o Alexandre a espaldas del ho
con rapidez parándo
,– Lord Fontaine,
incesa,– amenazó Alexandre de nuev
de su espada, Lord Fonta
do, ese ladrón no va
así que, guarde ahora mismo su espad
bro, no sabía porqué la pr
pero no puedo obedecer su o
es obedecer, así q
rincesa, le debía obediencia. Así que a regañadientes guardó su e
de nuevo al hombre,–Le prometo que voy a investigar lo que usted me ha dicho,– dijo en voz baja, sacó de su dedo anular un anillo con una esmeralda de tamaño promedio.– Tome
udeó,–y... le pido me disculpe
– dijo Alice dán
corriendo, llevando consigo e
a un ladrón?.– preguntó A
señor.– pidió severamente.– y con respeto a su pregunta, no tengo porque
de un modo o otro, usted
o de comida digno para sus hijos, y sabe ¿por qué?.– Alexandre negó con la cabeza,– Porque no se está dando buen uso a
mbustero, solo lo dijo para causar lásti
segura de q
tar segura de q
jos, cada una de sus p
dre,– Solo se aprovechó de su inge
me cuenta cuando alguien miente. Lord Fontaine, voy averiguar lo que está pasan
¿a quién culpa de robar l
udó al c
– insistió
.– Susurró, ba
s?, Lo dicho, ese hombre es
bre honesto, pero debe haber algo más, sospecho de que hay alguien actuando en la
trar el dinero son personas de confianza, y muy adine
ativa por algunos s
ra su propio beneficio. Sino para enemistar al pueblo con su
ación, pero eso es imposible, insisto. ¿Quién podr
pero lo voy
rimero debemos informarle al rey sobre esto, y q
rle nada de es
que si pue
dijo fijando su mirada en los h
ero no podré obedece
ecutar a ese pobre hombre.–Alexandre la miró incrédulo,–El hombre dijo, que todo aq
lado que he escucha
. Por favor, le pido no
negó, dio la vuelta c
re.– dijo Alice corr
el comportamiento de Alice como desvergonzado. Era muy mal visto ver a una joven correr detrás de un hombre, y más aún
lo había hecho.– Alteza, baje la voz, por favor.– pidió en voz baja,– ¿no se da cuenta de que todos nos están mirando?.– intentó tomar una po
to Lord, pero le pedí gentilmente que se detuviera, s
entonces si lo fue.– simuló una sonrisa hac
le a mi padre sobre lo ocurrido
e, incluyendo el que usted se haya escabullido fuera
a sonrisa amigable,– Si usted no le dice nada a mi padre, y, cuando digo nada me refiero absolutamente a
be, si le hubiera ocurrido algo malo, no qui
familia, estoy segura de que no hubiera
ocuras que hace, por supuesto que tomaría represalias, i
e había ocurrido. El joven tenía razón, fue un acto