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La chica de las caras rotas

La chica de las caras rotas

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Capítulo 1 El perro siberiano y una parte de mí

Palabras:1796    |    Actualizado en: 09/02/2024

a materia de lengua castellana, pero nunca le dije lo que sentía, tampoco nunca tuve intención de hacerlo. Al principio pensé que era por vergüenza, después descubrí que se tra

uchas veces que mi cuerpo temblaba y jugaba c

, es un plan que vengo organizando desde hace mucho. Iremos a cumplir una met

or completo. A veces pensaba que daba clases allí a los niños porque quería estar cerca de él, observarlo, conocer sus maní

los refuerzos al grupo de niños. Hacía lo que fuera por no estar en mi casa y soportar a mi padre. Me entristecía por mi madre que copiaba a mi padre en

n con sus ojos color café. Y yo, como muy buena tonta, no era capaz de hablar con él, nunca llegué a dirigirle la palabra, a

llo mis labios se entreabrieron y mi corazón palpitó como l

levó una mano hasta su mejilla y lo acarició. Yo no podía ver su reacción, pero estaba segura q

enía posibilidad alguna de llegar a tener algo con él o que al menos llegara

ás de ellos, observándolos a la distancia,

e despedí de todos los niños y limpié el salón, to

árboles de robles florecidos que dan una pomposa panorámica; una mu

rseguir a los hombres, sino esperar a que lleguen a nosotras... Me gustaría aclararle a la persona que dijo eso que hay algunas excepciones: nosotras, las desgraciadas en el amor que nada nos sale bien, creo que deberíamos amarrarnos bien un moño y salir a buscar al hombre de

eciar las rocas en su interior. Recuerdo que hace un año atrás una mujer se aventó con su hijo de aquel puente, yo no lo

a gran altura y dicen que nadie queda vivo si llega a lanzarse desde este puente, por eso creo

ojos cristalizados estaban a punto de derramarse. Saqué el celular de mi bolso que colgaba en mi hombro derecho y

n la pantalla el ícono en WhatsApp de un grupo de lectura en el cual estaba incluida. Tengo

compa

subí una pierna al peldaño metálico y una fuerte brisa sopló desorganizando mi cabello. Por mi ment

que me desconcertó muchísimo. Revisé la pantalla y mi confusión cr

segundos, porque nunca en mi vida había recibido una ll

ar mi voz lo más que pude para que

lgo ronca y con tono un tanto tranquiliz

llamaba, pero después mi corazón dio un vuelco al recordar que acababa de despedirme en e

rdarte que hay muchas personas que te quieren y se preocupan por ti -

ndo? -inquirí tajant

n tu mensaje que estabas a punto de hacer algo que... bueno, sabés muy

ólo... envié ese mensaje porque... Porqu

como te llam

í.

o todo un año, murió de hepatitis, no pudimos salvarlo, se ll

l punto -sol

ero de travesía. Sé cómo te sentís, parece que no hay salida, que no encontrás la solución a los problemas y mucho menos a alguien con quien hablar. Sé que no nos conocemos, que vos no m

res psicó

estudio cine y

te de una de las carreras más locas que había conocido; ahí la razón para que

no tomés esa dec

l puente y solté un bufido al ver que se detuvie

a lo arruinaste tod

radable sentimiento en mi pecho, me sentía avergonzada por lo que estuve a pun

taba despidiendo y algunos de ellos tuvieron el impulso de escribirme al interno preguntándome si estaba bien, si podían ayudar

, podía llegar a interesarle a alguien en un rincón del mundo. Pero eso era un arma de doble f

maginas el alivio que me da el

perro husky siberiano. Fácilmente deduje que se trataba de Gabr

oria. Sin saber que Gabriel sólo era un escalón que debía subir pa

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1 Capítulo 1 El perro siberiano y una parte de mí2 Capítulo 2 En tus zapatos3 Capítulo 3 Primera cara4 Capítulo 4 Lo que otros ojos no ven5 Capítulo 5 La otra cara de la moneda6 Capítulo 6 Segunda cara: sonrisas rebosantes de tristeza7 Capítulo 7 Cuando me comprendas8 Capítulo 8 Desde otra perspectiva9 Capítulo 9 Los ojos y la sonrisa del ángel10 Capítulo 10 Tercera cara: coraza11 Capítulo 11 Toma mi mano12 Capítulo 12 Cuarta cara: hipocresía13 Capítulo 13 Pisadas en falso14 Capítulo 14 Quinta cara: todo está bien15 Capítulo 15 La amistad que vi en tus ojos16 Capítulo 16 Apnea17 Capítulo 17 Océano18 Capítulo 18 Carmesí19 Capítulo 19 Bajo tu tormenta20 Capítulo 20 Atraganto21 Capítulo 21 Abrázame22 Capítulo 22 Días blancos23 Capítulo 23 Está bien no estar bien24 Capítulo 24 Caras rotas25 Capítulo 25 Sin rostro26 Capítulo 26 Un girasol en mi vida27 Capítulo 27 Desde otra perspectiva28 Capítulo 28 Siempre hay una primera vez29 Capítulo 29 Palpitaciones del corazón30 Capítulo 30 Motivo31 Capítulo 31 Las decisiones y una parte de mí32 Capítulo 32 Trozos del corazón33 Capítulo 33 Heridas34 Capítulo 34 Nueva dirección35 Capítulo 35 Entre lágrimas y sonrisas36 Capítulo 36 Crisis37 Capítulo 37 Crisis 238 Capítulo 38 Sonríe mientras puedas39 Capítulo 39 Respiro de alivio40 Capítulo 40 Desde cero41 Capítulo 41 Paso uno: conexión42 Capítulo 42 Paso uno: conexión, parte 243 Capítulo 43 Paso dos: nudos sueltos44 Capítulo 44 Paso tres: confesiones45 Capítulo 45 Paso tres: confesiones (parte 2)46 Capítulo 46 Paso cuatro: noviazgo y... otras inseguridades más47 Capítulo 47 Paso cinco: pasado48 Capítulo 48 Paso seis: amor, dime amor49 Capítulo 49 Amor, dime amor (parte 2)50 Capítulo 50 Inseguridades51 Capítulo 51 Inseguridades (parte 2)52 Capítulo 52 Paso siete: orgullo53 Capítulo 53 Paso siete: orgullo (parte 2)54 Capítulo 54 Paso ocho: asertividad55 Capítulo 55 Paso nueve: territorio56 Capítulo 56 Paso diez: amor57 Capítulo 57 Expuesta58 Capítulo 58 Paso once: Confianza59 Capítulo 59 Bajo el abismo60 Capítulo 60 Entre tú y yo61 Capítulo 61 Compromiso62 Capítulo 62 Futuro63 Capítulo 63 Futuro 264 Capítulo 64 Familia65 Capítulo 65 Gustos iguales66 Capítulo 66 Desde mi cielo67 Capítulo 67 Nuevo ciclo68 Capítulo 68 Agradecimientos y datos curiosos