Alpha Ikender
os cerrar los ojos
Alpha
s ojos cerrados tratando de descansar la vista, no me era permitido dormir hasta que Rixton me lo ordenase. Mi cansa
erpo, el cuadro circular formaba apenas una aventura. Olía a humedad, pero no una humedad desagradable si no, aquella capaz de hacerte sentir fresca y tranquila. Las hojas de los árboles se desprendían con mayor rapidez, estaba llegando el otoño, la tempor
ropa consistía en vestidos a la rodilla o mucho más cortos entre otros que preferiría no recordar. Ahora mismo el tejido frío y suave de la prenda de mangas tres cuartos que llevaba conmigo, dejaba que una gran parte del viento se colará en mis huesos, causando un leve temblor. Aún recargada, lamis ojos manteniendo
noches
un poco de cereal ya caduco. Tenía mucha hambre pero sabía cuál era el mérito que debía realizar. Levanté un poco la mirada, él sentía satisfacción cuando mis oj
confesé con un nu
hinar de una silla siendo arrastrada. Y desp
denó. El hombre que había pagado por
? Traje pollo- apreté mis dientes y asentí con la cabeza. Me acerqué a é
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s queden limpios, Joseph y
sonrojadas siempre, mis cachetes eran regordetes y mis ojos de un color profundo, ahora las ojeras eran parte de mí cada día. Luego de un tiempo mi piel se volvió pá
obresalté al sentir las manos Rixton en
rtaba. Mis ojos se cristalizaron un momento al pensar que volvería a obligarme. Debería aceptarlo, debería ceder, ¿Pero cómo hacerlo? ¿Cómo rendirme y dej
ocaron el timbre no
as enormes, muy diferente a Rixton y Douglas. En ocasiones cuando me era imposible moverme y estaba a punto de quedar inconsciente -pero no lo suficiente como para no darme cuenta de que él curaba gr
stán inyectados en locura, es más bajo de estatura que los demás, pero tiene músculos en los brazos, tan solo el toque de su mano sobre mi piel deja moretones al día siguiente. A menudo me quedo observando las paredes fundadas en la vieja pintura marmoleada de marrones, durante estos cinco años, no he hecho más que grabar en mi memoria cada una de las líneas provo
a suele medirse por la culpa, pero yo pienso que en realidad se mide por el arrepentimiento. Cada noche me pregunto si alguno de ellos se arrepentirá de causarme tanto daño. Termino de acomodar las caja
ré profundo y atendí el llamado del señor Vög
se
. De reojo noté la mirada de Douglas. Acomodé lo que me pidió mien
amado me trajo de v
s costillas, a parte así es más fácil rompérselas, por accidente claro- Esc
a no coopera. ¿Cierto Eider?- Mis ojos p
iente- me apresuré a contestar. La mirada de am
er, eso espero.
en la sangre aumentó, el miedo empezó a divagar en mi sistema. Para la media noche sabía lo que se venía. Solo deseaba y un pequeño descanso, es
ió. Tragué en seco temblando, el hombre robusto se paró de un salto lanzando una botella vacía de líquido c
n Joseph. Iremos en unos minutos- mi corazón se detuvo. Cuando sus ojos se fijaron
°•°•°•°
seguirme
este ca
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