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Una luna, un destino.

Capítulo 4 El encuentro.

Palabras:1822    |    Actualizado en: 21/05/2024

amento tras aquella fatídica noche de tormenta. Por un lado, se llenaba d

ullar una y otra vez, anunciando la l

contrara su camino. El camino con el que salvaría el futuro de u

―dice el rey Alfa a su ama de llaves, quien ha trabajado para la familia desde ha

us padres perecieron en el accidente en el pozo de los

ueden amoldar, de hecho, tú me ayudarás, la trataremos como una más de

ene. ―asiente Dorys, encaminán

rescatistas. Nadie puede verlos, o de lo contrario, se nos haría más difícil traerlos con nosotros. Llama a dos de nuestro

, ¿qué haremos? ¿Qué le vamos a decir a esas dos criaturas? ―preg

mente o de lo contrario, perderemos la oportunidad que nos ha traído o el destino o los ancestros, quienes sa

se encaminaba a buscar a los hombres que la acompañarían a buscar a la pequeñ

e los salvó de morir en la explosión, ambos permanecían desmayados a cau

ugar olfateando a los niños, en compañía de l

cando. Tenemos órdenes de no abandonar el lugar hasta que los hallamos e

. Así será. ―responde

cia y algunas voces de los paramédicos, en busca de algún sob

entaron mucho la pérdida de esa familia bajo la tormenta y en la

de un la

dres? ―pregunta Ian al despertar de repente, sobándose la cabeza,

moverse, se sitúa cerca del ni

en aquel sillón, ¿la ves? ―le dice el ama de llaves, señalando hacia la izquierda ―

o está aquí junto a mí? Junto a nosotros, como cada vez que nos caemos o nos hacemos daño ―preguntaba I

u progenitora a gritos, claro que sin recibir respuesta alguna, a e

a de calmarlo, pero al ver que la niña

le algo? ―le preguntó a la n

le respondió, mostrándole el sitio donde sentía dolor

que está buscánd

ciéndole algo que la dej

apá, estaba escrito, él debería entenderlo así como yo. ¡Ian! ―llamó a su he

os, buscando con los ojos al viejo Rey, con la esperanza de encontrarlo cerca, sin embargo, escucha

o pero estoy escuchando a Sarah, lo soñó

s de qué manera irá a reaccionar, es más grande y

en razón, no sé hasta qué punto pero sé q

duele mucho la cabeza y

er como le prometí a mamá cuando estábamos en el auto, ¿recuerdas? te voy a cuidar mucho y te def

no te fuiste, no volaste al cielo como lo hicieron mamá y

le dice, señalando a Dorys ―Mi mamá y mi papá, al darse cuenta que no estamos con ell

cielo, pero eso no me lo dijo esa señor

ver las películas esas que a mi mamá no le gusta que veamos. Ella v

en un sueño de esos que tanto he tenido. Mamá y papá ahora nos cuidarán desde el piso azul, ahora son ángeles que nos guiarán y

¡Mamá! ¡Mamá, ¡sal de donde estás! Ven con nosotros, te prometo que no vuelvo a ver películas de hombr

eaba que lo que estaban viviendo no fuera cierto, sabía en el fondo de su corazón,

muy fuerte que tenían que aceptar y con el tiempo, sanar entre ellos, como lo que son, por lo que te

eguramente, llevaban muchas horas sin comer. Al regresar al salón, los niños seg

para ofrecerles pan tostado y

comer algo, aq

de mala manera, dándole un manotón a

o que haces. ―le dice Sarah al

de esa señora ni

uería, tengo

comieran, pues sé que no es fácil para ustedes, no obstante

suyo señora, déjeme tranquilo, no se me acerque o no re

entrando al salón, visualiza la

tá pasan

es q

me responda Ian. A ver, e

uscando refugio en sus brazos, pues le dio un poco de miedo la reacció

que debes contestar cuando se te hace alguna pregunta y, por supuesto, pedir disculp

paz! ―le gritó el niño mien

uelve aq

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