AMANTE DEL CEO
ener las lágrimas el hombre agarró su chaqueta y se preparó para salir - No te quiero ver cuándo este de regreso porque voy a pasar la noche con mi mujer aquí y
la Empresa Familiar, pero ella no perdía las esperanzas de que logrará enamorarlo aunque descubrió que aquello sería difícil cuándo se enteró de que Andrés tenía a otra mujer en su vida, una que si era l
l dolor de sentir él rechazó por parte de la persona que uno amaba, con todo el dolor firm
que sus ojos captaron fue otra herida profunda para su lastimado corazón Andrés venía acompañado por una mujer se notaba la felici
, lo último que recordó fue ha
aquella habitación era desconocida para ella - Hasta que te dignas a
en la puerta, sus piernas largas, sus brazos cruzados y su apariencia pelig
El hombre se acercó a ella - Anoche
an se quedó sin rastros
al escuchar aquellas palabras se había asustado aún más, su apariencia angelical y lo débil que aparentaba pod
eto pagarle por la estadía- Susan se puso de pie
carretera así que decidí ayudarte las mucamas te cambiaron, si esta es tu técnica de seducción te advierto que conmigo no fun
me mis prendas - la voz de
ento en el sofá incluso hasta sentarse tenía un porte elegante - Pu
as del misterioso hombre agarró sus prendas y se metió en
mujer tenía la
señalo la puerta, aquella era la manera más sutil que el
en el medio de un pequeño bosque, pero estaba por avanzar cuándo su teléfono
cía familiar a la mujer que por instinto se había dado la vuelta descubriendo que Jam
no entendía al hombre que de la
pero si no estás dispuesta a acceder puede arrie
palabras Susan terminó con la llamada, mientra
l hombre seguía observando la pequeña figura que analizaba cuál podría ser el
esó el chófer, Susan no iba a perder la oportunidad de sal
e quería era preocupar a su hermana. Una hora después Susan se había instalado en el hotel, fue allí que nuevamente los recuerdos la golpe
an intentó escuc
de fotografías tuyas con una maleta ¿Qué está pas
tarte - Susan quería explicarle personal
er verdad, te lo advierto Susan una mujer dejada no merece llevar el apellido Lefebvre, así
ue sobraba en aquella relación era ella aunque doliera, pero quizás un último intento
n de la habitación al bajar la vista se percató de que las prendas estaban tiradas al suelo un nudo se formó en su garganta al imaginarse aquella escena se hizo de valor y avanzó la puerta estaba levemente abierta y entonces lo vio Susan vio a André
os, no era lo mismo escuchar de Andrés que tenía otra mujer a ver que ten
más fuerte que tenga - El barman se dio
res por hoy, pero mañana seguirás recordá