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Nefilim Hijos de Ángeles Libro 1

Capítulo 4 Sueños

Palabras:4234    |    Actualizado en: 24/09/2024

ÍTU

ue

a

vívido que puedo palparlo, siempre los mismos sueños, siempre el mismo tormento, por eso me da miedo cerrar los ojos. La he visto morir y ser arrebatada de mis manos en varias maneras, siempre, en mis pesadillas, pero no era Keila. No temía por ella. Era alguien más. El sueño se volvió más y más brumoso, en medio de la inconsciencia estaba rodeada de una absoluta negrura, escuche

scucha. Agito las cadenas que no me liberan. En cuanto intentó liberarme las cadenas cobran vida propia, se empiezan a enredar en mi cuerpo apretándose

lo sabré, sé que al despertar lo olvidaré todo, mientras tanto seguiré atrapada en mi propia pesadilla. Me revolví ahora con más fuerza, mientras la sombra se tragaba a Keila, esa sombra se convirtió en un cuerpo sin

de mí, no podía alcanzarla. Yo seguía encadenada, las cadenas se enredaron más en mi cuerpo y me inmovilizaron asfixiándome, cortándome el suminist

dar su nombre? ¿Porque

ntesis

ei

lvida que ya no es una pequeña niña y que ya no necesita de nuestra protección, pero es mi hermana, he cuidado de ella desde que es una bebé y la marca que llevo en mi hombro es una carga de

cuchando música y leyendo, estaba cercas para oírla ¡Nooo! gritó con terror seguido de su nombre, oímos el grito con todo el eco so

e le

lcanzar algo invisible, se arrastró para alcanzarlo y volvió a gritar su nombre entre el llanto y dolor "¡Déjala!...¡Déjala!!" extendió su mano para alcanzarla en su pesadi

nque junto a ella, la tomé por los hombros y ella me aferro de igual de forma, acaricie su espalda para rel

os de terror nocturno, encerrando el dolor en mi corazón toque su frente. – Duerme. Duerme. Duerme – le pedí con voz rota, cayó en mis brazos como si se hubiera desmayado.– ¡Dios mío perdóname!... ¡Lo siento! – solloce presa de la culpa al ver que no abría los ojos. La estreche entre mis brazos con lágrimas, no se como tolero tanto tiempo sus recuerdos y despertar en medio de algún lugar, solo

e dije reprimiendo m

?... ¿Es otra vez lo mis

vez...no voy a poder retener los recuerdos todo

tarle la verdad? – c

siendo hora no creen – añadi

uedad ante el tono ácido de Mitkel, como siempre se

un. Siempre, cuando le oraba al creador le pedía un poco más de tiempo, sabiendo que esto no duraría para siempre y menos ahora que acababa de volver. Todo esto tenía que ver con la metamorfosis, una etapa que pasa a nuestra especie para liberar nuestras alas, cuando crecemos, a grandes alturas de unos 1,80 metros es lo más alto que ha llegado a medir uno de nosotros. Pero yo reprimí el don de mi hermana

go que a veces hacía cuando su propia mente empezaba a restaurarse sola, y siempre estaba cercas para hacerlo, pero desde que se fue por las constantes discusiones que tenía con Mitkel, tuve que dejarla ir. – Te necesito– le dije en cuanto se

hábito que cobró vida propia y me ha consumido. Tengo dones, una variedad de ellos, sobre todo uno en específico que m

n contra los humanos, los cual está prohibido por nuestros hermanos, nuestros hermanos de vínculo. Los g

rdad, y para ser sincera ella era un peligro no sólo para sí misma. Ella no debe enterarse nunca. Así que optamos por lo menos dañi

stoy suplicando – intente que mi

anciado unos metros, cuando llego me quito a Yanis de mis brazos, la acomodo en su brazo dejando que su cab

sin verme y acomodando

qué quería estar

la, vete– me escupió sin mirarme,

ar en ese tono. Guardó silencio fingiendo que no estaba junto a

jar que le borres sus recuerd

linó susurrando a su oído, con voz aterciopelada en nuestro idioma, y que nadie podría escribir, pues es único, "crechian, di, chide, omier". Le beso la frente, continuo acaricia

o se merece vivir así... tarde o temprano descubrirá la verdad y no

Aunque quisiera gritarle tantas cosas por el atrevimiento a él le importaba Yanis, y me lo estaba demostrand

vista de mí, otra vez acertó con sus palabras, el término en

esté bien – dije alejándome con la

advertí la última vez, ella tiene derecho a saber la verdad... ya no es tu

Mitkel? a él tambi

hora déjame solo con ella...y

us ojos y en cómo le miraba a ella con esa forma de anhelo, ¿Qué es lo ib

con fuerza, estaba asfixiándome pues sus palabras me lastimaron y las lágrimas corrieron por mi r

e negué a misma mientras me tapaba con mis manos los sollozos, verlos ahí era demasiado, él tenía razón, esto no era justo para ninguno de los dos, cometimos un error muy grande y era hora de pagar las consecuencias, o l

fuerte... las palabras de Israel me hirieron en lo más profundo... tenía que decirlas... tenía que sacarlo de adent

que nadie sabía cuánto daño le estábamos haciendo y cada día teníamos que fingir que no pasaba nada, cada día le mentíamos. Mitkel le hizo una promesa ha

, pero él no se torturaba como yo, él se dedicaba a hacerla feliz, dejándola ser, ho así era antes con ella, ahora su propio dolor y odio contra sí mismo lo hicieron

r bien... no mientras sig

dad. Me acerqué al balcón desde ahí pude verlo y escucharlo todo, mi egoísmo no me permitía dejarlos totalmente solos, porque ella también me pertene

se movió en sus brazos, como si sufriera una convulsión, él le siseo en el oído , el vapor por el frío salía de su boca, a pesar de que no le afectaba, estaba sumamente concentrado en Yanis, entonces la soltó y ella flotó frente a él, nunca había visto nada igual, le extendió los brazos hacia los lado

n la ayuda del sol. " Tu mente a mi mente"... pronunció la palabras tocando la mente de Yanis y la de él después haciendo una cruz en su frente, extrayendo un hilo de luz azul, hasta que desapareció, soltó la mano de Yanis colocándola en su pecho cerca de su corazón acariciándolo con sus dedos y extrayendo el mismo hilo de luz azu

.. como si hubiera despertado de un s

ome una puñalada de culpabilidad. Él le ofreció su mano donde se hizo la herida cuando Yanis fijo su vista de nuevo en mí – ¡Tu! – me gruño como un animal salvaje que se si

e sentía segura, tenía miedo y era de esperarse, había estado mucho tiempo alejada de la realidad que no sabía dónde se encontraba y eso era mi culpa, yo lo había hecho, aunque solo intentara protegerla. Había hecho las cosas mal, cuando pudimos haberla a

tomó esos recuerdos confusos que yo puse y dejó en blanco lo demás, algo que no recordaría ahora, algo que tardaría tal vez horas o días en aparecer... no sé qué fue lo que hizo Israel, pero al amanecer veríamos, si sería como si no se hubiera ido nunca hace tres años. La tomó en sus brazos, acomodo su cabeza con suma delicadeza en su hombro, ella dormía, ella respiraba con tanta calma, como cuando tenía 8 años, relajada y sin preocupaciones. Se aferró a su cuello para acomodarse mejor nada la podría despertar así, estaba relajada "Keila" murmuró mi nombr

nada que

– Mitkel le plantó

no estaba pasando... Mitkel no retrocedió Isra

los dos cuando vi que mi par

e v

digas que le hiciste – replicó

¡¿Crees que soy imbécil?! ¡Solo

es a juzgarme? T

si tanto te molesta porque no interviniste – Apretó los labios sin poder refutar ese argumento. – Por favor no t

ire, tierra, fuego y agua, sintiéndose más en armonía con el agua, ha creado una serie de ondas-taichi mezcladas con artes rítmicas. Al ser única en su especie, y la única que tiene tanto poder, pero ella nunca ha querido poner en practica las artes marciales, siempre decía que era cosa de bárbaros y prefería usar artes que no tuvieran que ver con el combate, ballet, yoga, acupuntura, y le gustaba estudiar a la humanidad, a su manera la entendía y le divertía imitarlos, no es más fuerte fís

a parénte

ra

Esa noche comprendí que había empezado algo que no pararía, ella despertara de ese sueño y cuando su mente recuperará cada recuerdo yo sería un blanco fácil para ella, porque unirme a su mente podría destruirme. Y aun así tomé la decisión de continuar,

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