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El desprecio por ser embarazada

Capítulo 4 EL APUESTO HOMBRE

Palabras:1843    |    Actualizado en: 03/10/2024

ente, me froté los ojos y miré a mi alrededor. Cuatro hombres estaban de pie j

ande-, dijo el que llevab

ó y le dio un puñetazo. Su pelo parecí

tú quien no recogió la mercanc

todos-, dijo uno

so negó con

a y disparó al encapuchado en la cabeza. No pude contener el pe

n y miraron en mi dirección

odía, no cuando el hombre tenía una pistola en las manos

uando los hombres

a, mirando al s

, dijo uno de ellos

a miedo de levantar la cabeza para ver las caras d

eza antes de que yo te la lev

verles la cara porque no había luz. Esa fue una de las razones por las que elegí este lugar. Era

estaba justo delante de

a que era él quien hablaba. Después de todo,

é a abrir

había otra respuesta

ía oír la ligera diversión en su voz, y me

o rápi

do la vista al cadáver que yacía a escasos metros. Sa

e negué co

taba durmiendo y oí el di

con la

ue matarte-. Miró la pistola qu

abeza y jun

uplico. Por favor, no n

eguntó frunc

to la manta del cuerpo, mostra

mates-. Me ardían los ojos y sentía el pecho pesado como si estuviera lleno de piedras. Ya no podía ver con claridad. Sólo sabía y podía pensar en mi beb

s?-preguntó sin deja

n la garganta al res

al nacer, algunas personas no pasan de los diez años, y yo tengo dieciocho, técnicamente un ad

rmes en un pa

hó porque me qu

e-. Me estremecí con sus palabras; mi corazón lat

la cabeza, como hizo con el hombre de la cap

é a g

inútil; empujó el martillo hacia abajo. Antes de que pud

Si Don Giovanni se entera de esto, no le hará nin

ocedente del que

ántico. Me vio matarlo. Ella irá a la

y no por nuestras manos. No tiene casa y

podemos permitirnos que el Don nos dé una paliza por dos c

a pistola rió

n suerte. Si fuera por mí, ya estarías muerta-, se volvió y miró al hombre muerto que yacía en el suelo, -No vuelv

lsa, se la echaba al hombro y empeza

ima mirada antes de marc

sta, me dejé caer sobre la hierba y derramé al

s del parque, no podía evitar pensar en la cantidad de formas en que podría haber acabado mi historia. No pude evitar que se me saltaran las lágrimas mientras caminaba por las f

urría lo mismo pero con resultados diferentes? No podía arriesgarme, así

Tenía que encontrar un lugar donde dormir. Miré a mi alrededor intentando averigu

Stree

a. Vivía en Main Street. Me froto las sienes con las manos e inten

o. Aún no era demasiado tarde, pero no podía quitarme el miedo de la cabeza. Repetía el incidente una y otra vez y no podía contener las lágrimas ni la respiración agitada. Ninguna de las

hondo. Las lágrimas seguían cayendo de mi cara, pero no tan rápidamente como hacía unas horas. Abrí los ojos al oír pasar un

í aliviado. Osbaldo vivía en el 150 de la calle Main norte. Me levanté lentamente del suelo y empecé a camin

empecé a caminar hacia la puerta del vestíbulo. Un millón de pensamientos pasaban por mi cabeza. ¿Y si cambia

stíbulo, vi a un recepcionis

son. No recuerdo el número de su apartamen

cuenta años, me miró de pies

do a darle esa inf

le que Jaky ha venido a verle-. Insistí,

ckson no esp

to verle. Por favor-. Hoy he suplicado por milésima vez. Por la mañana pedí din

digo me he

a tener que ped

grimas amenazaban con ca

ía poner mi vida, y la de mi bebé en peligro de esa manera otra vez. No cuand

ando el hecho de que yo era una adolescente embarazada que ten

tenté de nuevo. Debe haber algún hueso emocional en el cuer

ncia-. Podía ver que se estaba enojando a cada segundo, pero no podía d

za y mis ojos se encontraron con los a

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