El desprecio por ser embarazada
ente, me froté los ojos y miré a mi alrededor. Cuatro hombres estaban de pie j
ande-, dijo el que llevab
ó y le dio un puñetazo. Su pelo parecí
tú quien no recogió la mercanc
todos-, dijo uno
so negó con
a y disparó al encapuchado en la cabeza. No pude contener el pe
n y miraron en mi dirección
odía, no cuando el hombre tenía una pistola en las manos
uando los hombres
a, mirando al s
, dijo uno de ellos
a miedo de levantar la cabeza para ver las caras d
eza antes de que yo te la lev
verles la cara porque no había luz. Esa fue una de las razones por las que elegí este lugar. Era
estaba justo delante de
a que era él quien hablaba. Después de todo,
é a abrir
había otra respuesta
ía oír la ligera diversión en su voz, y me
o rápi
do la vista al cadáver que yacía a escasos metros. Sa
e negué co
taba durmiendo y oí el di
con la
ue matarte-. Miró la pistola qu
abeza y jun
uplico. Por favor, no n
eguntó frunc
to la manta del cuerpo, mostra
mates-. Me ardían los ojos y sentía el pecho pesado como si estuviera lleno de piedras. Ya no podía ver con claridad. Sólo sabía y podía pensar en mi beb
s?-preguntó sin deja
n la garganta al res
al nacer, algunas personas no pasan de los diez años, y yo tengo dieciocho, técnicamente un ad
rmes en un pa
hó porque me qu
e-. Me estremecí con sus palabras; mi corazón lat
la cabeza, como hizo con el hombre de la cap
é a g
inútil; empujó el martillo hacia abajo. Antes de que pud
Si Don Giovanni se entera de esto, no le hará nin
ocedente del que
ántico. Me vio matarlo. Ella irá a la
y no por nuestras manos. No tiene casa y
podemos permitirnos que el Don nos dé una paliza por dos c
a pistola rió
n suerte. Si fuera por mí, ya estarías muerta-, se volvió y miró al hombre muerto que yacía en el suelo, -No vuelv
lsa, se la echaba al hombro y empeza
ima mirada antes de marc
sta, me dejé caer sobre la hierba y derramé al
s del parque, no podía evitar pensar en la cantidad de formas en que podría haber acabado mi historia. No pude evitar que se me saltaran las lágrimas mientras caminaba por las f
urría lo mismo pero con resultados diferentes? No podía arriesgarme, así
Tenía que encontrar un lugar donde dormir. Miré a mi alrededor intentando averigu
Stree
a. Vivía en Main Street. Me froto las sienes con las manos e inten
o. Aún no era demasiado tarde, pero no podía quitarme el miedo de la cabeza. Repetía el incidente una y otra vez y no podía contener las lágrimas ni la respiración agitada. Ninguna de las
hondo. Las lágrimas seguían cayendo de mi cara, pero no tan rápidamente como hacía unas horas. Abrí los ojos al oír pasar un
í aliviado. Osbaldo vivía en el 150 de la calle Main norte. Me levanté lentamente del suelo y empecé a camin
empecé a caminar hacia la puerta del vestíbulo. Un millón de pensamientos pasaban por mi cabeza. ¿Y si cambia
stíbulo, vi a un recepcionis
son. No recuerdo el número de su apartamen
cuenta años, me miró de pies
do a darle esa inf
le que Jaky ha venido a verle-. Insistí,
ckson no esp
to verle. Por favor-. Hoy he suplicado por milésima vez. Por la mañana pedí din
digo me he
a tener que ped
grimas amenazaban con ca
ía poner mi vida, y la de mi bebé en peligro de esa manera otra vez. No cuand
ando el hecho de que yo era una adolescente embarazada que ten
tenté de nuevo. Debe haber algún hueso emocional en el cuer
ncia-. Podía ver que se estaba enojando a cada segundo, pero no podía d
za y mis ojos se encontraron con los a