Señales del destino
ponsable de la editorial con verdadera frustr
con ustedes. No me gustan las p
¿Cómo promocionamos tu obra? A las pe
lo dije - alegué desesper
lado dentro del mismo, así que, tienes veinte minutos para llegar aquí o te demando po
der, al menos por esta vez. Luego pondría en su sitio a esa desagradable e insensible mujer. Finalmente confirmé mi presencia en el lugar elegido, sintiendo los nervios completamente alterados. Esta fobia limitaba mis acciones y me convertía en un ser
auto - ordené
a. Las enormes ojeras, frutos de una noche tormentosa, debido a las pesadillas, se resistían a dejarse vencer por el maquillaje. Mostré, frente al espejo
e el cúmulo de personas que participan en esos e
e acaban de amenazar con una demanda, así que - agregué r
timientos y mis mayores anhelos y por eso lo disfrutaba tanto, al punto de considerarlo mi único aliciente. En la adolescencia todavía soñaba con casarme con un atractivo príncipe que me amaría todos los días de mi vida, pero, casi al instante, me di cuenta que los finales felices no existen, pues solo son fruto de una mente inocente, tierna y juvenil. Mi padrastro se encargó de lanzarme a la realidad de
guntó mi acompañante, mirando mi p
angustiada. Me arrepentí de sonar tan desvalida, pero
- exclamó Da
victoria, la amenaza te funcionó - respondí con un to
o, en ocasiones e
día conmigo y sonreí, la había exasperado. Me complacía provocar reacci
rmito que me cuestionen - expresé queriendo parecer calmada, pero,
ardaespalda. Lo sentí colocarse a mi costado derecho, provocándome en los músculos una sensación placenter
atesorar un recuerdo agradable del evento. Me conmovía el gesto de aquellas personas a las que debía mi éxito, pero, la incomodidad
ose en mi pecho. El olfato inmediatamente captó el olor desagradable del peligr
dijo en un tono bajo para no le
me con desesperación, sin obtener el éxito esperado, sin embargo, en fracciones de segundos, el chico rudo que prometió cuidarme, le estampó, en su rostro, un golpe que logró desestabilizarlo. Luego lo levantó, sin esfuerzo, dejándolo caer en
o, el tacto de muchas manos, que habían presenciado el espectáculo y tra
, alejándome del local. Ya en el vehículo, comenzó a acariciarme el cabello, tratando de calmar mis agitados nervios, pero yo continué aferrada
ión, sin atrevernos a pronunciar palabras. Sentí que, este sile
or? – preguntó sus
s movimientos de cabeza
alestar provocado por las demos
? - interrogó dejando ve
entarla - respondí sin querer brindar much
uz extraña y desconocida pero hermosa. Detallé sus facciones y me sentí cautivada ante tanta belleza. ¿
ando de romper esa conexión que no
otro lugar, es que no quiero,
aron eternos, adoptando una pose que realzaba
a las dos mujeres más
endía la reacción de mi cuerpo, pues tampoco existía el más mínimo lazo entre nosotros y, a juzgar por mi extraña
erdo, con