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Señales del destino

Capítulo 4 Episodio 4

Palabras:1497    |    Actualizado en: 12/10/2024

itaba, en la mansión de mis padres. A pesar de la negativa del rubio, le brindé una merecida noche de descanso junto a los suyos. Quería alejarme un poco de las caricias q

mpliamente, pero, al contemplar mi rostro rojo y los hinchados labios,

- dijo abrazán

in separarme de su cuerpo - me amena

nte su presencia, reaccionaba, con el mismo terror de los primeros días. Nuevamente mi

aternal y palabras de consuelo, parte de la noche. Era gratificante sentir el apoyo de

o podía esperar a que se decidiera a mostrar su juego. Comencé a respirar con dificultad. La terrible y familiar sensación de ahogo era la antesala del ataque de pánico. Intenté realizar lo

r inundó la habitación, llegando

ormilada y con clara

sin reconocer del todo mi voz

or impertinencia - ¿Por qu

eresante - comentó con evidente alegría - quiero que

n fastidio – que todos los días te

que yo también estoy interesada en tu triunfo, por obvias razones mo

debía asegurarse de que aparecieran nuevos contratos de trabajo, a través de la divulgación de mis obras. Si el documento tenía t

ial – expresé finalmente derrotad

ran necesarias tantas explicaciones, porque la comunicación fluía sin formalismos. Me miré al espejo y s

e la habitación que usaba en la mansión de mis padres. Escogí un vestido estampado que ajusta

dades de mis progenitores. Bajó del auto y me abrió la puerta del asiento que siempre usaba.

mentó con un brillo e

eguridad y esperé el comienzo del viaje. Las preguntas se formulaban en mi cerebro sin que pudiera encontrar, para ellas, las respuestas ac

é ha c

ciendo una inmediata conexión. Pare

¿

para que nuevamente me tr

o - ayer estabas vulnerable y no q

na, además de Mirian, a la que le permito tocarme, incluso con ella tengo límites que desaparecen cuando estoy a

e un sentimiento que aún no quería definir. No hablamos a partir de ese momento, per

al verme aparecer en su oficina - nece

smo. Al adentrarme cuidadosamente en el contenido percibí una redacción perfecta. Las cláusulas establecían las bases

is logros. El que una mujer, con un horrible pasado, alcanzara el éxito en un medio hostil e inestable era verdaderamente meritorio. El fracaso, en lo personal, contr

untó Jerry al ver mi

el rumbo de mis pensamientos. ¿Por

enuada, pues las pesadillas no me dejaban descansar lo debido. Quería relajarme

ré resignada y ella me entregó lo que parecía una caja de bombones y una nota – lo de

e coincidencia o de alguien conocido. Me decanté por la segunda opción por el recado que, fielmente, me trasmitió Isabel. En un rincón de mi mente algo se alumbró, provocándome un intenso dolor en el pecho. Era de él, casi podía asegurarlo. Tomé

Él no era una víctima y cumplió condena por corrupción de menores, me abusó y ese fue su cas

tado. Había corrido al escucharme y allí estaba pa

a tomó para leerla y, al instante, lo entendi

deó con sus brazos, atrayéndome a su pecho – ahora prepárate porque ll

lo volvieran a condenar y, esta vez, para siempre, pues había violado s

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