Deseos cumplidos
de las colchas. Cerró los ojos y sintió cómo le iba invadiendo un fuerte dolor de cabeza. Se pregun
ron con indiferencia a la mujer que se escondía d
sarcástico y con los brazos cruzados mientras miraba a Rufus. Su actitud hacia su medio hermano siempre había sido hostil. Rufus acababa de salir de la nada, y su padre lo tr
unciar que Rufus iba a hacerse cargo del Tang Group,
posición estuviera por debajo de la de su padre, pero él había estado a cargo de tomar todas las decis
bastardo ilegítimo que había aparecido de la nada. Era muy injusto para Lionel, quien era el heredero presunto de la familia Tang. En su opinión
su hermano menor. Ni siquiera se molestó en dirigirle a Lionel
tregue la compañía, pero nunca olvides que soy yo el her
encia de Lionel, había osado nadie, sirviente o presidente de una empresa multinacional, a tratarlo de esa manera tan indiferente. Se acercó a Rufus con
opuesto al de su hermano, quien casi temblaba de ira, mientras que Rufus esta
s lo había sentido. Sus ojos se estrecharon con ira y sus labios se curvaron e
ndate con cuid
que llevaba dentro. Ni siquiera se había detenido un segun
balanceaba y sonrió un poco. Su rostro era una m
las colchas todo ese tiempo, escuchando las tensas palabras de Lionel. Esta noticia era completame
e debía tener sus razones para tomar semejante decisión. ¿Estaba tratando de c
s?", Rufus le preguntó cuando qu
na luz molestó los ojos de Cassandra, quien hizo un ruido a manera de protesta. Cuando levantó la
mento relajó su agarre, dándose cuenta de que estaba mostrando todos los signos de ansiedad. Le
a con curiosidad, inclinando
secreto?", dijo Cassandra en voz baja después de dudar p
de que aún eras virgen a pesar de haber estado casado
cercó su brazo a ella, disminu
enía dudas de que estaba maquinando algo contra ella en silencio. Se había queda
g Group, tu reputación se vería afectada y pondrías tu herencia en peligro. ¿Real
alto y claro. Sabía que Rufus era lo suficientemente inteligente como para sa
rio. "Eres muy grac
ia, de modo que extendió la mano y la tomó e
a palabra, sugiriendo que no le importaba ninguno de los problemas que Cassand
ó a tenerle miedo. Podía sentir sus ojos salvajes y feroces penetrar los
iembros de su familia, ya que de lo contrario, sus ojos no tendr
guerra doméstica, y temía que Rufus la ut
haces, no le diré a nadie sobre la
stra continuaba en su rostro y era difícil adivinar lo que se ocul