EL PRIVILEGIADO
Car
a, en abr
. Nuestros encuentros se volvieron más frecuentes, porque ella asistía con su mamá o su herma
. Cada día que pasaba me gustaba más, sentía que era la mujer con la que quería
aliento, su frescura. Asimismo, deseaba rozar la seda de su piel,
s y quiero que estés ahí conmigo -me suplicó ella- Deseo que de regalo me
mis sentimientos a ella, por su edad- ¡Ahí, estaré! -Afirmé, con una emoción indescriptible
ía, tomados de las manos, la invité a comer un helado, cerca de don
cé a trabajar con ella mi plan de conquista y fui marcando m
istí a su fiesta y esa noche, a escondida en su mansión, en un área de los jardines, le di su primer
regunté, movido
tengan una relación con alguien de distinto nivel
o, de buena posición económica. He ido adquiriendo bienes, que me permite ofrecerte calidad d
ada, eso de los apellidos o del abolengo. ¡Estoy totalmente en contra de e
simple roce con nuestros labios. Por otro lado, mi fama fue creciendo, al igual que mi amor por ella. A parti
*
salida de su colegio. Ella, toda emocionada, lo abrió y al observar
donde la acompañé hasta que llegó el chófer por ella. Estas celebraciones con sus amigas, las hicim
a totalmente nuestra relación. No obstante, a principio del año siguiente, en una de mis prese
gí unas palabras al público, entre ellas, que lo dedica
una Vicky en mi vida, por lo que comenzaron las especulaciones. Me arrepentí de haber dicho esto, porque d
, disimulada y tenaz para acabar nuestra relación. E incluso, me llegó a amenazar con sacarme
*
nadie, solo a Dios. Así que no le presté atención a sus amenazas y seguí mi romance con Victoria, con
ndamente a que la orquesta, de la cual era accionista, estuviera en el evento. Justific
quince años y ella elegiría la música. Era conocido por todos, que sus hijas,
e Victoria fui su parejo oficial,
abril de 1980, lo
hice llegar un enorme oso de regalo. A ella, le llamaba la atención este peluche,
s íntimas y sus hermanas conocían nuestro secreto. También, le hice llegar al mediodía un ramo de rosa ro
ue no era bienvenido. Asimismo, que no estaba a la altura de sus invitados, menos a la de
lo aceptaré -sentenció. Esto me hizo sentir muy mal, pero no iba a amargar
a, semejante a los trajes de antaño. Se veía radiante, feliz, a pesar de nu
fiesta, junto con su mamá, por lo tanto, me llamó para que tocara el piano y cantara
el piano y me felicitaron al igual que a Roberto. Este, representaba en la organización los dere
musical, en especial con Luis Carlos, por esta extraordinaria ejecución -afirmó é
nocido también internacionalmente, para quien pido un fuerte aplauso -gritó emoc
laf! -Comenzaron de
ego, pedí a este, que la cumpleañera se ubicara de frente al piano para dedicar a el
is compañeros tocaba el piano. De esta manera, inicié el baile de la quinceañera llevan
al comenzar el baile con ella, tragando mi dignidad y orgullo ante las palabras de su
de mi madre para contigo! -Ob
llores! ¡Si lo haces
a mí! No estoy dispuesto a renunciar a tu amor, ¡Lucharé por los dos y ya verá