Roto y Traicionado: El Arrepentimiento de un Multimillonario
/0/20635/coverbig.jpg?v=5d999071ad4b3b4aae49cffbc0446b00&imageMogr2/format/webp)
a vida de mi hermana interpretando el papel de esposa de un mul
ica comenzó cuando un video pornográfico falso, protagonizado por
culpó. Los niños que crie gritaron que yo era un monstruo. Y mi esposo, Justino, creyendo
igió la mentira. Dejó q
ués, mi exesposo y mis hijastros me encontraron en Guadalajara, llorando y su
calma. "Ya no
ítu
Alejand
as. Ese fue el precio de la vida de mi hermana. Ho
uestra gigantesca cocina. El papel parece pequeño e insignificante en el vasto
a hace eco. Esta casa fue diseñada para traga
lgar moviéndose con un ritmo implacable y distante. La luz de la mañana que entra
bajo de desdén. "Si es por el viaje a Valle de Bravo,
n centímetro más cerca de su teléfono. "Nuestro
cerrándose con fastidio. Ve el documento, pero su expresión no cambia. Es la misma
rga en su taburete, cruzando los brazos sobre un pecho vestido con una camisa a
encia es un punto logístico en su larga lista de activ
pondo, manteniendo mis manos planas s
guir un mejor trato? ¿Un coche nuevo? ¿Otra joya?". Hace un gesto vago hacia la cocina. "
ne límite, y la desliza hacia mí. Es su solución para todo.
tu dinero
se apoya en el marco, con un cartón de jugo de naranja en la mano. Su cabello es un desast
el cartón. "Eres una cazafortunas, Alex. Todo el mundo lo sabe. Has estado
nía pesadillas, le enseñé a atarse los zapatos, grité más fuerte que nadie en s
a Bruno, con el labio torcido. "Mamá va a volver
zar piedras a un vacío. No hay im
y agarra su teléfono de la estación de carga. Ni siquiera me mira. Agacha la cabeza y sube c
Alex de verdad se va. Sí, s
oz encantada y perfectamente modul
ce Bernardo, su voz un siseo conspirador. "S
da. Las etiquetas que me han puesto, enseñadas por su madre biológica, la famosa y de
a mientras limpia una encimera impecable. "Señora", dice en voz baja, su acento cargado de preocupación.
pio esposo. Agradecida por el penthouse, los jets privados, la vida de la e
n mi espalda, una mezcla de desprecio y confusión. Esperan que llore, que grite, que haga una escena. Me han
s en la familia Garza me han enseñ
antuario, y cierro la puerta. Saco mi teléfono desechable del fondo de mi joyero, escondido bajo ca
dos
o, mi voz ape
io al otro lado. Luego,
tenido una pizca de calidez para mí. Griselda Ga
irmo, no como una pregunta, sino como un
hapultepec, un mar de verde que he visto durant
úo, las palabras sintiéndose extrañas y formales e
n que puedo sentir vibrar a través del teléfono. E
gmática, como siempre, pero hay una grieta en ella,
uda para irme.
las palabras agudas
s de la fiesta de c
un sollozo. "Hiciste lo mejor que
stima, como si mi mejor esfuerzo nunca fuera suficiente. Carolina lo ha dicho, con una so
onocimiento. Una validación de los años que he perdido, la alegría que
a feliz y saludable que nunca habría tenido sin el ensayo clíni
orque di todo lo que tenía, irme a
como una l
a", susurro, y cu
familiar, y casi choco con Bruno. Está parado justo ahí,
algo. ¿Pánico? ¿Culpa? Desaparece tan rápido como ap
el pasillo?", espeta, su v
", digo con calma.
apretada. "Mira, sobre la fiesta de
, mi presencia en cualquiera de sus eventos ha sido re
nfundida. "Tú y Bernardo dejaron muy c
los míos. "Papá quiere que parezca que somos una famili
por el pasillo a pisotones, dejándome con una sen
and
-