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El Altar, Las Mentiras, Su Penitencia

Capítulo 4 

Palabras:1092    |    Actualizado en: 08/12/2025

ista de Em

la y eficiente, me sacó suavemente del agarre asfixiante de la memoria. Mis mano

piré hondo, empujando el pasado hac

ciosa. Me cambié a mi uniforme estéril, poniéndome guantes y una mascarilla. La tela crujiente er

rrier, su pelaje enmarañado, una herida pequeña y triste en su cabeza. Su dueña, una m

dose-, ¿puedes... puedes hacer que se vea co

mi voz

mejor e

do de volver a unir las piezas, de hacer que las cosas sean hermosas de nuevo. Pero algunas roturas son demasiado profundas. Algunas

ono. Leo. Miré el identificador de llamadas

ha llamado todavía? -La voz de Leo, usualmente

onrisa genuin

ocupado, mi amor.

ono sonó de nuevo. Era J

-La voz de Joel retumbó en la pequeña habitación, acompañada por el sonido distante de olas rompiendo y ri

gritó Leo, emocionado de final

go su tono cambió, un toque de exasperación colándose-. Emilia, nunca me

de mujer, ronca y

blas? ¿Tu familia secreta? -S

Mi agarre se tensó en la

tensa ahora, c

i hijo. -Trató de sonar ca

risi

y, Joel, me m

o inferior temblando. *No les caigo bien, mamá.

mi voz plana-, v

voz de Joel, cuando habló de nuevo, era más suave, desprovista de su

Estoy en un viaje de negocios. Regreso esta noche.

r él -dije, mi voz cortante. No

a una seriedad cruda en su voz que

z desprovista de emoció

ir su vacilación a través del teléfono. Finalmente

re se m

z apenas un susu

o esta vez. Luego, la v

. si tú quieres casarte con él, me quitaré del camino.

mos casados. Mi mente daba vue

uina de la pequeña pantalla, pude ver a una mujer en un bikini diminuto acercándose a él, susurrándole algo al oído. ¿Era por esto q

fría me

lo ahora. Firmaré los papeles. -Mi vo

pentinamente ardiendo con una

ción reprimida-. No, no lo necesito. Soy un soltero empedernido, ¿recuerdas? No puedes atar a una cosa salvaje como yo. -Se rio

íbula s

en la tierra -espeté, mi voz cargada de veneno. El so

ó silencio. Podía escucharlo re

mbres que la desechan -dije, mi voz temblando con una furi

culpas murmuradas. Mis manos temblaban. Cerré los ojos, obligándome a respirar profund

as, todo había sido un borrón. Recuerdo gritar, desgarrar mi vestido de novia, un desastre histérico atrapado en una jaula dorada. Todos pensaron que era

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