El remordimiento de un esposo infiel
vista de
nueva vida, un pequeño pulso haciendo eco al mío. Después de años de intentarlo, finalmente íbamos a ser padres. El segundo informe, sin embargo,
bé. En el momento en que vi esa línea positiva, lo llamé de inmediato, mi voz espesa por las lágrimas de alegría. Nuestras familias habían es
vida necesitaba diez meses para crecer, pero a mí apenas me quedaba tiempo. ¿Cómo podía decírselo a Andrés? ¿Cómo podía decirle que
jos tristes del doctor, ni escuchado las terribles palabras. Necesitaba tiempo para procesar, para enc
. Envolvió mis manos frías en las suy
rotándolas suavemente-. Estaré más en casa a
Se sentía como un extraño, sus palabras resonando en un vací
s ardían. Tenía un estómago sensible, un hecho que él conocía bien, y solía cocinar para mí cada vez que tenía u
nimó, con una
Su gentileza, su aparente amor, chocaban violentamente con las palabras venenosas de Katia. No
adornando sus labios. Una sonrisa que yo sabía que estaba reservada para
bien,
, forzando una
entí, las palabras
ició el
amor. Nada más que lo mejor
uave, era una mentira. Esta sopa, este momento, nada de eso era verdaderamente para mí. Era una actuación, y yo era la audienc
a contestar la llamada en la otra habitación, salí corriendo. Tropecé hacia el baño, cayendo de rodillas, y vomité
os fragmentos de pastillas. Mi medicación. Apenas la había estado reteniendo. Me hice un ovillo en el s
l teléfono de Andrés. Era Katia. El rompecabezas repugnant