Demasiado tarde para tu gran remordimiento
vista d
n el teléfono era
susurro-, ¿estás segura de que estás
mi cráneo. Me quedé despierta, mirando al techo, el silencio de la casa vacía amplifican
a un tiempo antes de la frialdad, antes
acudían a él como abejas a la miel, pero nunca les prestaba atención. Siempre estaba rodeado de un grupo de chicos, un líder natural. Yo solo
chico que se atrevier
ededor de mis hombros, posesivo incluso entonces. Me
arecía inevitable que termináramos juntos. Pero nuestro matrimonio,
accidente. Un conductor ebrio. Gerardo resultó gravemente herido. Los médicos dijeron que podría
ompañé en la agotadora fisioterapia. Fui su sombra, su pilar de fuerza. Lo am
osos, cuando fue dado de alta, un milagro en sí
l. Eres lo mejor que
lido pero recuperán
oción cruda y agradecida-. Seré bueno conti
s caros. Me llevó a vacaciones lujosas. Cumplió con sus
a al trabajo, pero me dejaba a tres cuadras de distancia, quejándose del tráfico, sin esperar nunca a verme entrar a salvo. Nuestra intimidad era
arme con m
ientes que no soporto. -Ellas se encogían de hombros-. Así es el matrimonio, Corina. Después de diez años, es normal. No seas
s llegó
lación. Con Karla, vi al verdadero Ge
puerta estaba entreabierta. Le estaba mostrando a Karla un plano de una nu
lar con ese esguince de tobillo. -Estaba preocupado por su esguince de tobillo, construye
escuché discutir sobre una banda con Karla, sus voces bajas e íntimas, su risa compartida resonando por el pasillo. Sabí
ra mí, brillaba en la pantalla. Era una aplicación para aprender idiomas. Hice clic en ella. Esta
en casa, esperando que estuviera vacía. Estaba en su escritorio
e, tan absoluta e innegablem
Estaba practicando. Practicando para ella. Practicando las palabras que nunca me había dicho. Ni en tod
dicho "te amo".