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Traición de Altas Apuestas, Una Mano Ganadora

Capítulo 2 

Palabras:999    |    Actualizado en: 15/12/2025

vista de

tineo de los vasos en el bar. Horacio miró el brazalete de mi abuela, c

aplaudió, con un brill

que lo tenías dentro! -Me pestañeó-.

la garganta, rom

se toma un shot, y su último objeto apostado va al pozo. Si te retiras, estás fuera. Si pierdes todo

zón latía a un ritmo frenético contra mis

las cartas con una facilidad experta. El chasquido nítido de las carta

risa jugando en sus labios. Había jugado póker ante

a, una mezcla de confusión y algo más que no pude

luego la aparté. Sus ojos todavía s

torpes al recoger mis cartas. Las moví un poco, d

. "Se ve completamente fuera de lugar". "Pobre

naba de ella, dejándola pálida y demacrada. Interpreté

clinó hacia adelante, su

edo enseñarte lo básico. -Su

s en mi mano. Eran solo cartas. Pero

rrible. Un par de doses. Me retiré rápid

lló Dominique-. ¡Hora de

bandeja con un vaso de shot lleno

arecía

ás un agua

Horacio fu

Abigaíl. No ha

liz. Prácticamente s

ermoso collar? ¿O ese magníf

lo de mi abuela por mi graduación. El reloj era un regalo i

s sobre cada pequeño dije. El librito por su primera novela, la cámara por su pasión por la fotografía, el p

rónica. Un sabor am

adena de oro con su pequeño y elaborado medallón a

iéndolo. Lo balanceó, admirando cómo el or

ndo. Estaba mirando el col

o estaba sombrío. N

-gritó alguien, ansioso por

tió de nuevo. El

na mano moderadamente buena.

Un full. Recogió el pozo, que ahora incluía el c

legría, rodeando a Ho

cariño! ¡Mi amu

auso cortés. Estaban disfrutando del

"¿Quién hubiera pensado

e había ganado la mano más alta-. El jugador con la mano más alta puede eleg

rió la sala. Esta era un

a lo miró, sus ojos desorbita

neó-. Sabes lo que

. El que tenía la vida de mi abuela grabada en sus dijes. El que yo había pu

La forma en que lo había mirado antes, la forma

nique a mí. Su rostr

egresó, más p

Dominique, su voz t

s lágrimas acumulándose, pero me neg

azalete? -preguntó Dominique, su voz rebosante de falsa preoc

ente habló. Su

. Solo q

más afiladas que cualquier

oz oleada de ira. Un fueg

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