Traición de Altas Apuestas, Una Mano Ganadora
vista de
de posesiones triviales. Se trataba de todo. Mi empresa, la fortuna d
parecer que apenas me sostenía, aferrándome a la esperanza por un hilo. El alcohol, real o imagina
señas al crupier, incluso intentaba llevarse a Dominique a un lado. Cada vez, ella lo
odo. Solo quería que perdiera lo suficiente para ponerme en mi lugar. Lo suficiente para q
la boca. Cree que soy una damisela en apuros. Siempre lo ha cre
La jugué con cuidado, observando las señales de Dominique. Estaba confiada, casi arrogante.
n su casa
a satisfecha se desvaneció. Miró las cart
e -escupió, su vo
gida indiferencia. Mi corazón latía con fuerza
pitaba con tensión. Dominique ya no se reía.
inique, golpeando sus cartas sobre la mesa-. Hagámoslo. Todo
el momento. El momento qu
taba lleno de algo claro y fuerte. Lo miré, luego a Dominique. Lo vacié de un solo trago. El lí
regunté, mi voz clara y firme. No má
lar, con una mirada d
esto es una locu
cho, empujándolo de vuelta a su silla. Sus ojos,
s activos menores que he ganado esta noche. Todo. -Hizo una pausa, sus
us ojos desorbitados. Estaba completam
ada. Dejé que pensaran que estaba so
activos -dije, mi voz tranquila, inquebr
n salto, derribando su
ndo?! ¿Has perdido la cabez
a él, mi mira
miedo,
, un sonido áspe
cos. -Se volvió hacia Horacio, su voz de repente suave, seductora-. A menos que... ¿quieras u
entre Dominique y yo. El control qu
voz cortante-. Ahora. Redacten un acuerdo r
fono. Mis dedos volaron por la pantalla-. Mi equip
iró, con la
te esto?
na sonrisa frí
-dijo Horacio, su voz dura-. Te ar
. Se sentó a su lado, su mano encontrando la de
amente completo. Vacío, pero completo. Realmente había terminado. Sin vuelta
tado de guardia para el evento, se unió rápidamente a ellos. Un torbellino de jerga legal llenó el aire mientras redactaban un acuerdo temporal y le
pier, yo, Dominique y Horacio. Los dados, brillantes y
unció las reglas
lo lleva todo. Todo lo que está en
feroz determinación grabada en su rostro.
vieron. Un par de seises. Do
corrió la sala. Domin
dije, Horac
nmoción y euforia, agarró los dados. Lo
n. Rodaron.
. Doce. Otra pun
ncreíble!" "¡Dos doc
nuevo, rodeando a Ho
miró, una sonrisa cruel en su rostro-. Parece que no t
tados, me miró. Una extraña e
e-. Podemos negociar. No tienes que perderlo
, sin tristeza. Solo
en mi palma. Les di una simple y confiada
nco contra el terciopelo verde de
se det
gutural. Un chillido de