El juramento de la bailarina: Su imperio arderá
ista de Ha
oso caleidoscopio de traición y rabia. La grabación seguía sonando, las súplicas desesperadas de Casi, las seguridades escalofriantemente tranqui
ann
Alejandro. Estaba en la puerta, sus ojos entrecerrados, esc
uido? ¿Qué está
a en mi mano, el audio aún sonando suave
o de pura furia y dolor. Simplemente lo miré, mis ojos
mi rostro. Su fachada controlada vaciló por una fracci
susurrar: "¿Es ve
áspera, ape
ación...
corazón, ya destrozado, se astilló aún más, cada afilado fragmento clavándose más profundamente en mi
ando su encanto practicado, aunq
rtunado. Un malentendido. Kael era joven, imprudente. Casi est
cia mí, su man
situación complicada, y la mane
e Gracia, sus pesadillas interminables, su juventud perdida, ¿un mero malentendido? ¿Y se atrevía a afirmar que
palabras rasgando mi garganta. "¡La destruyó! ¡Y
retirand
. traumatizarla. Y fue Casi quien necesitó mi ayuda. Estaba histérica. El futuro de su her
se endu
ada. Una cosa frágil. Habría te
hombre que había prometido proteger a Gracia, estaba aquí, defendiendo a su agresor. Estaba des
a Gracia a casa, rota e insensible. Alejandro me había abrazado, sus brazos una jaula reconfortante. "Haré que paguen, Hanna",
vación, que arreglaría lo que estaba roto. Le había confiado la parte más precios
con el rostro surcado de lágrimas, el cabello despeinado, irrumpió en el vestuario. I
bles mentiras sobre mí en línea! ¡Y sobre
u rostro en su pecho, sus sol
Porque me diste el premio!
, enrojecidos y ven
qué publicarías un video tan cruel y fabri
, gritándole a Casi, palabras que nunca había pronunciado, acusaciones que nunca había hecho. Estab
con las lágrimas de Casi, se convirtió en pie
?", exigió, su voz u
ije, mi voz apenas un gr
un chasquido agudo resonando en la habitación silenciosa. Mis oídos zumbaron. El dolor, aunque punzante, no era nada comparado con la conmo
rebajarte a tales niveles? ¿No te das cuenta de lo que has hecho? ¡Has atacado
Gracia? Gracia era solo un daño colateral, un simple peón en su retorcido juego. El contraste era tan marcado, tan obsceno, qu
decir finalmente, mi voz teñida de un ac
de divorcio firmada y se la arrojé. Revolo
stallando como abejas enojadas. El rostro de Alejandro era una máscara de
odio. "¿Crees que puedes alejarte de mí tan fácilmente? ¿Crees que puedes sobrevivir
los papeles de nuevo al suelo, luego tomó la mano de Casi, atrayéndola protectoramente a su lado.
as actuaciones programadas, todos los papeles, todas las posici
sional. Los susurros a mi alrededor se convirtieron en jadeos. "Está acabada". "Alejandro se aseg
staría suplicando su misericordia, humillada y rota. Pensó que podía romperme.
ado. Ya me había ca
a empacar mis pertenencias, los pocos artículos personales que no estaban atados a los lujosos regalos de Alejandro. Mis v
a a Gracia de esa instalación, de su control. Desapareceríamos. Em
baile, mi teléfono sonó de nuevo. Esta vez, era
garganta, un pavor f
espondí, mi
istrador era cor
. Ella... ella se ha ido. No pode
o. Gracia. Desaparecida. El teléfono se me resbaló de