El Precio de Su Elección
silencio que siguió fue ensordecedor, pero era una quietud bienvenida, un espacio donde finalmente podía respirar sin
bogado de divorcios de renombre, discreto pero formidable. Esto no era un arrebato impulsivo; era una decisión forjada en el d
voz estaba cargada de ali
¿Estás bien? He es
e, la mentira sabiendo a
cio, luego un solloz
un tonto. Un maldito tonto. Ven a casa,
bras genuinamente sentidas. Ella había sido
afilada por el autorreproche-. Pero tú... tú fuiste lo mejor
que ya no existía. Mis dedos instintivamente fueron a la tenue cicatriz en mi muñeca, un recor
ítidos y vívidos, un crudo contraste con el ho
. Estaba destrozado, física y emocionalmente. Los médicos le habían salvado la pierna, but la luz en sus ojos se había extingui
ado, alejando a todos. Pero vi más allá de la ira, el dolor crudo debajo. Día tras día, me sentaba con
su voz ronca, sus ojos ardiendo de autocom
-. Tu vida no se ha acabado, Emilio. Tu vida anterior sí. Y tal vez eso
silencio. Y lentamente, minuciosamente, un deste
ada pequeña victoria. Mis brazos, fuertes y firmes, sostenían su cuerpo tembloroso mientras reaprendía a cami
és, fuerte y casi completo de nuevo, atrayéndome hacia él-.
dad de su traición. Lo había olvidado. Me había dejado ir.
razón dio un vuelco, un destello de esperanza de que pudiera s
reliquia invaluable. Estaba tirado en un piso de baldosas agrietadas, destrozado, su delicada caden
lo dio a su verdadero hijo. Dijo que era solo ba
temblaba, no de miedo, sino de una furia volcánica. Esto no era solo sobre Emili
la herida ardiendo. Ignoré a las enfermeras
o junto a ellas-. ¡Q
rando las protestas, y avancé furiosamente por el pasillo. Sabía exactamente dónde estaba. Emil
se las uñas tranquilamente. Un olor tenue y dulzón a esmalte de uñas llenaba el aire. Se veía ab
se abrieron de par en par. Una sonrisa le
lima de uñas-. Mira quién decidió unirse a
-. Rompiste el relicario de mi padre. Dejaste
quería que lo tuvieras. Dijo que le recordaba su error. -Hizo una pausa, su sonrisa torciéndose-. Y hablando de err
aso. Mi visión se tiñó de rojo. Me abalancé sobre ella, mis manos encontrando agar
e dolor y rabia-. ¡No sabes nada de mí! ¡Eres una s
n sonido ag
noches. Grita mi nombre. Dice que me ama. -Se inclinó, su voz bajando a un susurro teatral-.
nta. La imagen de Emilio con ella, la intimidad que des
vuelta a él. ¿Crees que te ama? Me compró toda esta suite. Está pagando por t
se deshilachó y se rompió. La abofeteé. Fuerte. El sonido resonó en la habitac
mi voz temblando de asco-. Y vo
ose la mejilla-. ¡Emilio!
esorbitados de horror mientras contemplaba la escena: yo, de pi
do dirigir hacia mí. Me agarró del brazo, su agarre magullador, y me a
ozar dramáticamente,
á loca! ¡Está tratando d
n más profundo. Miré a Emilio, su rostro contorsionad
oz apenas un susurro, mi corazón desm
era de control! ¡Eres violenta! ¿Qué clase de eje
a e histérica escapándose de mí-. ¡Tú pusiste en peligro todo,
hacia la puerta-. ¡Sal de aqu
sujetado. Mis ojos se encontraron con los suyos por úl
-. Espero que disfrutes a tu nueva familia. Po