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La venganza implacable de la exesposa

Capítulo 3 

Palabras:1234    |    Actualizado en: 19/12/2025

ista de Ji

un testimonio de la cirugía, pero su risa resonaba en la espaciosa y soleada habitación. Un nuevo corazón, una nueva

lía, mientras apilaba cuidadosamente bloques de

señalando una esquina de

nvueltas en colores brillantes descansaba sobre una mesa

eguntó Isabel, su voz

olmando de regalos desde la recuperación de Isabel. Una jaula

bel se abrieron

u dinero para comprarnos una casa de verdad? ¿Y una b

saron. Una casa de verdad. Una biblioteca. La vi

tada, a otro tiempo, otra vid

ón. Era el día de mi boda. Estaba de pie junto a Gerardo, su mano cálida y fuerte en la mía, las palabras d

de mi padre, luego un titular: "Profesor Miranda acusado de comportamiento depredador". Debajo, una foto granulada de él y la hermana

íntimos, editados para retratarme como manipuladora, coercitiva. Mi voz, susurrando palabr

había cortado el silencio atónito-. Diles que me sed

añicos en un millón de pedazos. El hombre que a

oz ronca por la incredulidad-. ¡Mi pad

legas de mi padre, antiguos amigos, que ahora se volvían c

o explicar. Los había perseguido, desesperado por limpiar su nombre. O

alo, se había hundido. Lo había perdido todo, lo

hijo, Adrián, nació detrás de esas frías paredes acolchadas. Me lo quitaron, apenas horas después de

Jimena. Una figura trágica. Tú misma te buscaste todo esto. Tú y tu familia de degenerados". Me golpeaba

taba en el umbral, un pequeño diario encuadernado en cuer

la, su mirada cautelosa. Me lo tend

de su mano, en la forma en que sus ojos evitaban lo

esprovista de interés. No lo alca

dó allí, sosteniendo el diario, con aspecto perdido. Esto era exactamente

el -dije, usando la excusa para escapar

arco, atrapándome. Sus ojos recorrieron mi rostro, deteniéndose en las t

ligeramente mi mejilla. El contacto fue inespera

Gerardo -dije, mi voz teñida de hielo-. Por lo ge

estr

me soltó, retrocediendo-. Sé que me equivoqué. Terriblemente. Pero te juro que

tu caridad? ¿Tu lástima? -una sonrisa amarga torció mis labios-. Quizás sí. Quizás

ta no era la mujer desafiante y escupidora que recordaba. Este era un casc

Recordé la desesperación, la energía frenética de mi resistencia inicial, la forma en que lo había arañado, mordido y

teléfono. Unos cua

millones de pesos a tu cue

sos por una vida de sufrimiento. Pero era un

en la pantalla. Kiara Lara. Gerardo hizo una mueca, luego respondió, su voz

é pasa? Est

Kiara desde el otro la

ando por ti. Tuvo una pesadilla. Te extraña

, un destello de algo in

a veces pregunta por ti. ¿Considerarías...

una súplica. Mi mente corrió. Este era un

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