Adam... El heredero de la dimensión
s solas, más silenciosas de la cuenta. Supong
in lugar a dudas estaba en la madrugada y con Adam
ntarle y había dicho también, que podía confiar en él,
lar no era una opción para mí. Y confiar tampoco. Ya no era ese tip
staba al tanto de la mencionada dimensión y desde luego no sabía el p
ue sabe muy bien como seducir a una mujer interesada en é
cisamente virgen como para pensármelo tanto
en lo que vendría
ablar y la verdad, lucía molesto. Se había enfadado
suya!... Aún me te
, la manera en la que lo hicimos y como se sintió hacer
resar aquí? - me exigía April ch
sito descansar, pasado mañana tengo que empezar a trabaja
contigo - decía Vicki y me parecía muy b
y robando la magdalena de su hermana. Estaba sin camisa, torso potent
n muy cercanos entre ellos
. Aquellas mujeres idénticas, se habían casado con dos hermanos de caracteres completamente opuestos y habían sufr
s cuatro guapos hombres llegaron al desayuno colectivo. Un
ente guapo, eran hermanos de crianza porque él era adoptado, pero se adoraban. Otra triste parte de la historia que envolvía a esta familia. Y por último y no menos importante, sino todo lo contrario, entraba Adam, al lado de
erca del oído y yo desvíe mi vista. Él sonrió seductor ante lo que ella dijo
do ca
ro dicho lo de antes, tengo veinticinco años y no tengo
sentirme menos miserable
tá haciendo algo así de infantil, viniendo de Adam que no deja que nadie lo toque, sobre todo ella que es la que varios usan en el
ladamente. Ella celebraba como si hubiera algo
más bien me da risa, aquí nadie está perdido porque ni siquiera nos conocemos y si es así de inmaduro no me interesa conocerlo y por otro lado - ella m
me observaba y cuando puse el vaso sobre la mesa, con más fuerza de la que debía, me despedí de todos con un gesto de mi
mi bolso y me quité la ropa que había usado para desayunar y con la que pensaba pasar
tuviéramos una exclusividad por el simple hecho de haber echado un polvo
disponía a tomar un baño,
vil, indicando l
cómo Riley me llamaba y
o está
preguntar otra cosa
uesta cruzando mis manos bajo mis pechos, esper
debes venir, es ahora o pierdes tu regalo. Tengo
y me concentré en la pantalla de mi smartphone esperando el bendito men
en mi abundante pelo castaño. Y salí de allí, con mis cosas
se a una motocicleta negra japonesa, que pasó por delante de mí con Adam com
auto y salí de allí, cagando leches hasta
me dieron y por el camino ignoré varias llamadas de las chicas. De seguro querían conve
e me había citado, había un coche
tor y la primera imagen que ví
mes
mano de un hombre fuerte y moreno,con el pelo
de soltarse para venir corriendo hasta mí, pero aquel h
y verlo revolviéndose entre los br
reno y me mostró de costado su arma. Estaba enganchada a su cin
suelo esperando que viniera a mis brazos y cuando me lo dió, lo abracé c
o entre mis brazos y mis manos en su cabeza mientras besaba su hermoso rostro. Sus piern
a mi propio hijo y solo me dejaban verlo cada algún tiempo, como ahora, que si me habían dado este cort
n él encima, revisé que no tuviera ningu
ía feliz. Yo lo quería conmigo. Quería ser yo, quien le enseñara a nadar, a montar bicicleta y a tantas cosas, que me correspondía a mí, como su única
atar de las manos. Escosían mis ojos del llanto en punta
er nada más que prometerle que lo sacaría de allí, con la voz más rota que la suya, d
elo en el que me había dejado caer de rodillas cu
raje de mi edificio y disponiéndome a subir a mi departamento para llorar has
ames. Necesitaba hacer lo que fuera por tenerlo de v
ir lo que sería capaz de hacer por
las escaleras hasta mi piso. Odiaba l
ello sabía a soledad y melancolía. Tiré la puerta, dejé las llaves en el boll de la mesa de al lado de la
ando al timbre. Resoplé y miré hacia atrás por el pas
é hasta ella a paso cansado y lento y abrí sin mirar quien
incera, recibí a Adam. Sus az
sara pero no ahora y desde luego no por
e humor Adam
él, con el mismo poco esfuerzo logró entrar
palmas por mi ro
en paz. No es un buen momento - él no decía
que tropezara con su pecho y me encerró entre los suyos que fue j
o. Era demasiado fuerte y poderoso para mi debilidad. Me abracé a su cintura y me dejé sentar
la que temblaba por el llanto - cuént
i hermano era más fuerte que mis deseos. No podía dejar
do mis lágrimas y terminó el recorrido en mis labios. Sus dedos tan cer
tó mal verte con esa chica y por eso
ianza, que pensé otra vez que no teníamos
mó y me dejó sin recursos... Éramos James y yo, hacía un
bía recibido. Cuando los llevó hasta mis labios no pudo más y tiró de mi rostro para juntar nuestras bocas. Me dió
mos perd