La maldición del Alfa
el sacrifi
o y la importancia del sacrificio: apaciguar al Lobo Carmesí
aba el día, temiendo que su manada fuera la siguiente. Como dijo su padre, era su
e la manada elegida preguntándose si la elegida volv
ocionado un niño mientras se balanceaba en lo alto de una roca. Su pelo estaba despeinado por l
s que no pueden distinguir quién es quién c
esconde los cuerpos en su calabozo! Jared M
saber al respecto? -gritó el
rcaba al grupo de niños con un cuaderno de dibujo en la mano. Se
Está al tanto de todo lo grande que ocurre.
s hacia los chicos que se reunían a su alrededor, llevando su voz a
so -soltó el niño. Dio u
, Tristian -respond
¡Retr
llegar a la cima de la colina es un perro f
grava revelando tres pequeños patrones de zapatos que se
ocetos y hojeó las páginas que contenían el mismo par de ojos, uno negro y otro azul. Aunque los dibujaba en diferentes esti
Su mente volvió a pensar en la noche que le esperaba. Cada año, el Lobo Carme
canso de 4 años antes de ser nominada de nuevo para aseg
las estadísticas, tendrían otro año antes de tener que elegir otro sacri
a darse cuenta de que estaba
ly! ¡Ah
cuaderno. Levantó la vista para ver a una morena de pequeñas dimensiones que corrí
mitad de camino, con la
starías en tu casa, y cuando llegué, tu mamá, digo, la Luna, dijo q
relájate. Me encon
grandes para una niña de diez años, pero a Waverly le reco
hi
nte se cubrió la mano en la boca, tosiendo par
cos,
junto a Waverly, obligándola a m
ustr
ndo vuelven, quieren jugar y actuar como si no te hubieran dejado atrás. No es justo -se quejó. Los oj
-preguntó Waverly,
mediatamente y su rostro se puso
No, cóm
cuerdo, es guapo. Todo u
rápido, es realmente... -exclamó, deteniéndose una vez que captó los ojos grises oscur
on solo el sonido del viento y las voces lejanas de ot
ly, con sinceridad-. Todav
ntaba: -¿De verdad? Pensé que a tu
e mientras decía: -¿Cuán
ó de hombros, p
a la chica que
ita un tiempo para saber que la persona es realmente tu pareja. Cuando sucede, sientes una repe
l es mi olo
por un momento y lue
rri
pausa. Una silueta alta y delgada trotaba por el camino. Llevaba un o
es por la elección de la ropa de Isado
trata
alló al darse cuenta de la seriedad con la que s
a del sa
Sus ojos escudriñaron las palabras delicadamente escritas que est
sido el