Comprada por el príncipe multimillonario
ando. Sonaba como si la música estuviera lejos, golpeando su cráneo, pero cuanto más re
ón de cuero marrón. Pero entonces miró el reloj que había en la mesa de al
e, era octubre y hacía suficiente frío en Estrea como para no morir mientras dormía. Se rió al pensar en ello. Cuando se levantó, le dolían todos los músculo
e dejó d
menos. Aunque había llegado a casa antes de lo habitual, se preguntó cómo había tenido ella las agallas de hacer algo así. Tuvo suerte de que no la matara
esa canción en particular para su hermano porque siempre había sido un tipo pacífico y ecuánime. El hecho de que
quería hablar con nadie, ni siquiera co
-la voz de Xavier sonaba urge
ediatamente en alerta
im
ró: -Te llama
allí estaba Dima, toda aseada, con el maquillaje ya no embadurnado en la cara p
ándose una lágrima forzada-. ¡Me golpeó y me amenazó con un atizador de la
sosteniendo el atizador de la c
escaradamente como lo estaba haciendo ahora. Le hizo replantearse todo lo que le había dicho. Claro que había llevado el atizador al dormitorio para protegerse en caso de que lo necesitara por un intru
itó a la cámara. Una cosa que Grayson podía decir de ella era que era una buena actriz. Conven
ste incidente? -preguntó el rep
Pierce, su primo, que deseaba tanto el trono que podía saborearlo. Por supuesto, él usaría eso
ado a Estrea con sus costumbres de mujeriego, y su hermano, el príncipe Xavier, no es mejor. No es de extrañar que no haya tomado una esposa
e que consideremos otras posibilidades -dijo. Aunque estaba insinuando, se cuidó de no decir que la realeza debía ser
al reportero: -Sabe que lo que est
iendo que debamos disolver su reinado. Pero lo que sí digo es que debería
eportero con Dima y M
ácticas de la monarquía? -preguntó. Levantó una ceja e inclinó la cabeza hacia
noticias del estudio. Grayson tomó el teléfono y
ntestando al primer ti
o, incapaz de creer que Dima acabara de delatar a su herman
, voy pa
fono se
er siempre había sido su roca en un vasto mar de turbulencias. A Grayson le sorprendió que su padre no le hu
ró el identificador de llamadas y era el publicista de la coro
ue iba a ser un