Darnpectra: El Arte del Mal.
ue Ne
que nevado dónde a pesar del frío del lugar, tendrían que descansar. Tendrían que cazar algo para comer y
libre de nieve y podrían encender cuanto antes una fogata para protegerse del agobiante frío. Percival fue por madera, por otra parte Brigham cazaría lo que comerí
de los lobos se fue dejando al otro mal herido tirado en la nieve. Los aullidos de dolor hicieron a la sombra nocturna acercarse, y desenvaino su cuchillo con la intención de cegarle la vida al animal. P
hasta Percival para que pudiera ayudarle con él. El cuervo no tenía ningún c
rujo al ver la sangre y los soni
bos -respond
darle. La guardaba para nosotros, pero este lobo la ne
a que podía exteriorizar, había tenido piedad por la vida de ese lobo por alguna extraña razón, verle en el deplorable estado y apunto de perd
ición dos conejos. Uno para el lobo y otro para ellos. Su amigo peludo descansaba tr
. La sombra nocturna tomo un poco de carne y la lanzó cerca del animal para que pudiera comer un poco. La bestia devoro el pedazo de carne moviendo su
animal aún desconfiaba de ellos, no se acercó pero esperaba pacientement
elocidad del hambre que tenía. Por otra parte, la sombra nocturna y el brujo habían
ñana si
estaba sentada al lado de los caballos, observando el amanecer y el cielo teñido de una serie de colores como el az
recía no tener intención de abandonarlos. No tenía una manada, pero parecía ser que pretendía formar una junto a Brigham y Percival. Los do
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aunque había perdido su gloria muchísimo tiempo atrás. Allí no habitaba nadie, pues la vida no podía existir en el bosque, no podían trabajar esclavos pues las tierras estaban malditas, sus á
utilidad para crear sus pociones y artefactos maléficos. Percival recogía algunos de estos materiales, mientras que Brigham recorría el lugar, en búsqueda de cosas útiles
s caballos y el lobo que les seguía. Solo estarían allí de visita, recogiendo aq
o brujo concurría ese lugar para buscar materiales maldito
obtenido la tierra maldita y algunas ramas de árboles muertos, pero alguna utilidad tenían para Percival
gub
lamada. No era un lugar maldito, pero era una ciudad de Darnpectra, no existían colores cálidos como en todas
rse en problemas muy fácilmente. Para suerte de Brigham Loughty y Percival. Quien fuese tan tonto para intentar estafarlos, robarlos o asesinarlos tendría que atenerse a las consecuencias pues Brigham era un ases
do de conocimientos medianamente superiores, tenían la suerte de vivir en
io. Los ropajes de Brigham Loughty delataban fácilmente que se trataba de una sombra nocturna, mientras q
, las miradas no se hicieron esperar. Todos murm
planeara
ronto un hombre gordo y mal oliente
uervo miro a su alrededor, los hombres
retiró del lugar. Brigham no sabía si a Percival le gustaba la cerveza, pero realmente no le importaba saberlo. Aunque había notad
lo castaño el haber logrado curar las heridas del lobo que ahora les seguía a todas partes. No le agrad
e. Los caballos estarían en un establo, por otra parte si el lobo deseaba irse Brig
acostó en su cama y cuando estaba apunto de dormir, su compañer
silencio. Nadie era merecedor de conocerlo, ni siquiera Percival. Pero el brujo aun sin recibir r
ue saliera el sol, pero llevaban tres días de viaje y quería llegar cuanto antes a Sinispear. Que era la siguiente ciudad a la que llegarían, el