Deseo compartido
car
a hablar de lo que realmente está entre nosotros. Si no tomas una d
iz
pero ahora su mensaje era claro. No era solo una secretaria tratando de acercarse a su jefe, sino una mujer d
pero antes de salir de la oficina, pensó en Dulce. En el compromiso que h
ía que poner las cartas sobre la mesa, y no solo con Eliza, sino con Dulce. No podía s
o si llevara una carga pesada. Sin decir una palabra, se sentó frente a ella,
irme, aunque en el fondo, Ricardo sentía el pe
de temor y esperanza. Sabía
tó ella, intentando controlar la an
e sus avances y su intento de manipular la situación. Le dijo que la situación con ella había sido
o voy a permitir que Eliza siga interfiriendo en nuestra vida. -Tomó la ma
comenzaba a calmarse. Si Ricardo estaba dispuesto a tomar esa decisión, tal vez había una oportunid
lla? -preguntó Dulce, s
todas. No voy a permitir que juegue con nosotros. Te lo prometo. -Ricardo apret
icardo estaba siendo sincero, y aunque no sabía si podría olvidar por completo lo que habí
turo dependería de las decisiones que tomaran en los próximos días.
nfrentaría a Eliza, pondría un punto final a la situación y demostraría a Dulce que su amor por ella era lo más importante. Pero, e
rando, pero también sabía que cualquier enfrentamiento con ella sería complicado. La secretaria había sido persuas
suficiencia en el rostro. No pareció sorprendida al verlo entrar, pero algo en sus ojos refle
l, sin dar lugar a preámbulos. Se acercó al es
nado. No había lugar para rodeos ni excusas. -No voy a seguir permitiendo q
llaba una chispa de incredulidad, como si no pudiera cr
su silla con una sonrisa burlona. -¿Me vas a desped
enzaba a subir por su pecho, pe
o que estoy dispuesto a perder. Y no estoy dispuesto a
, que la carta que había dejado en su escritorio no había tenido el efecto deseado. La mirada de Ric
uesta a rendirse sin más. -Tú y yo sabemos lo que hay entre nosotros. No puedes simplemente igno
us palabras. Había pasado demasiado tiempo conside
ulce. Y si me sigues presionando, haré lo que sea necesario para que
mbargo, la joven secretaria no era alguien que se rindiera fácilmente. En su interior, una mezcla de furia y frustración hervía. H
ás, cruzándose de brazos, como si la situación estuviera bajo su control nuevam
un poco más, sin
ue no es tuyo, Eliza.
in decir más, salió de la oficina sin mirar atrás, dejándole claro que au
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a de incertidumbre y esperanza. Había decidido darle a Ricardo una oportunidad, pero aún sentía el peso del dolor en s
o dejaban de ir y venir. ¿Y si Ricardo no cump
ibró sobre la mesa, interrumpiendo sus
nada se interponga entre nosotros. Te amo, y h
sintiendo un torbellino de emocio
, la puerta se abrió.
ntro de ella le decía que era hora de enfrentarse a sus miedos, de creer en lo que
tigo. No te voy a fallar. -Ricardo tomó su mano con firmeza
uscando una señal en sus ojos. Finalm
no quiero más mentiras, no quiero más dudas. N
como si temiera que ella pud
ce. No voy a dejar que nadie, ni El
ón. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero si Ricardo estaba dispuesto a lucha
ambos entendieron que el amor que se tenían pod
pesar de la promesa que Ricardo había hecho, el camino hacia la reconstrucción de su relación no era fácil. Aunqu
y dolor que había vivido. No podía evitar recordar las veces que él le había fallado, y aunque
o quería tener nada que ver con ella, pero aún sentía el peso de lo que había permitido que sucediera. No era solo su matrimonio lo que estaba en juego; su
dado profundamente resentida por el rechazo, y aunque no había hecho ningún movimiento directo hacia él en los días posteriores, no podía evitar pensar en cómo
lgo más que seducción y juegos mentales. Necesitaba algo que pudiera dividirlos, al
do, con una sonrisa que, esta vez, no tenía nada de amigable. Cuando él la vio, una alarma i
jo Eliza con una voz que sonaba demasi
podía evitar una confro
za? Ya te he dejado claro qu
lentamente, pero sin tocarlo. La atmósfe
hora sabes cómo es jugar con fuego. Y como todo fuego, cuando se descontrola, puede arrasar con todo. Yo te di
ue Eliza no se iba a quedar quieta. Algo en su actitud
a a funcionar. Ya tomé una decisión,