LA NOVIA DEL DRAGÓN
co y se puso un vestido largo hasta la rodilla; le
la nariz. -Vio su expresión molesta-. No eres fea, ya te lo he dicho. Tienes u
ios; la piel se le erizó a
de caballo; un chongo, aunque parezca
su tocador; tomó la cabellera de hi
omo la señora Crew -mencionó a la
as buenas capas de maquil
ia terminó su labo
a c
a no te ve
s beneficios del seguro social y, con ella como secretaria de recursos humanos del almacén, Isabel podría entrar a trabajar. Sabía qu
o con un elegante y ajustado uniforme de falda negra, blusa blanca
a preocupado, pero el médico dijo que estaría
bolso una revista, donde el joven rico estaba con una rubia a la que calificaban de ser su n
nía enmarcado en su habitación y sonrió. Ese sí er
departamento de artículos de belleza y él le amplió lo que debía saber. Isabel estaba tan ansiosa por salir de
dora más reconocida del país, LDP -así firmaba sobre las exclusivas prendas que diseñaba-. El dueño de los
lerado de la chica que entrelazó las manos nerviosamente a la altura de los labios y se mordió los nudillos-. Y no sólo eso... -continuó, también contento-. La señora De la Plata nos pidió que preparáramos una fiesta de gala ¡para todos ustedes! -Se escuchó un alboroto
ta felicidad en su cuerpo. Rió al escuchar a sus compañeras suspirar por él; no sintió celos por su hombre. Meneó la cabeza. Ni ella se creyó ese pensamiento.
l gran evento, en que quizás lo tendría delante. Miró la foto que tenía de él
rta. Entró para acercarse; la adolescente se sent
ueño de
rco fotográfico
uy gu
mente; Rosie la imitó y
a nadie
miró de
sueñas
oto de las manos y l
magino que lo conoceré,
antes de
o? -Sonó
dose nuevamente para poner la foto so
o hay besos? ¿Carici
levantó de la cama y
gesto desganado se d
Na
me gusta habla
se estiró
as inte
l la
o; no me
stó de lado y la miró apoyad
sie! ¡No qu
. Las ideas locas que papá trató de meternos en la c
s hombres! -aseguró, soltando
entó sobre
es una chica con mucha entereza -añadió, mirándola con amor
Apoyó la barbilla en su h
s! No quiero
dad en nuestras
or, déja
Le dolió verla su
buscar tu
ti,
os cuando una caric
iz, her
dije
ejor, volverás
ero no sueñes que me ve
ió divertid
ntra su v
era; bastaba con mirar en cada rincón del centro comercial para to
licitario. En sus manos tenía un vaso con limonada, del c
rojeció jugueteando con el vaso transparente que tenía entre las manos y lo acercó a los labios para sorber
ba las horas. Se conformaría con verlo de lejos, solo un instante
a del hombre coincidiría con su mayor
Rosie decía que volvería; pero, honestamente, lo veía difícil. Debía seguir trabajando h
podía aceptar que llevaran una vida con tantas necesidades. Se sent
siempre con el nombre de Rosie; quien no se queja
te al aparador donde estaba otra imagen de cuerpo entero del modelo. Observó su delg
o, limpiando rápidamente la humedad. Aspiró profundo y se tragó sus sentimientos. Giró a la
-Lo escuchó decir mient
figura de hombre se bajó sin prisa
. Luego descansaré un poco ant
trificada. ¡Era él