LA NOVIA DEL DRAGÓN
ese ángel la es
no me gusta -replicó Adolfo tratando d
scubrió figuras sospechosas ro
a misma, a la vez que escuchaba la voz de la mujer que lo t
ción. Se llevó una mano al pecho, donde su corazón latió
cargarse de espaldas en el BMW, ignorando a la chica de unif
que amenazaban con estallar en cualquier instante. Respiró profundamente; debía calmarse. Empezó a soltar el aire
imo... -susurró-.
r ante él sin ser vista. Sin embargo, no pudo evitar mirarlo para asegurarse de que era tan perfecto
sagrado su cara en el enorme aparador del almac
a que se atravesó. El celular voló por el aire cuando trató de evitar que ella cayera. La oyó soltar u
. No era cierto que tener nalgas grandes
r cómo ayudarla. Incluso perdió una zapatilla; la encontró ce
r punzante de su trasero que olvidó p
evándose la mano dere
sajearse. Le ofreció su mano para ayudarla a levantarse; luego vio la falda cort
su pecho cuando el equilibrio delató q
ía unas piernas muy lindas. Era imposible ver su rostro, pues llev
l tobillo con delicadeza y calzó la zapa
aliento. Entonces sus
que no se fijó. -Le tomó una mano; estaba he
sa; los tacones no me ayudan much
gaba a su nariz-. Y no, no ayudan muc
su gesto serio el que lo dejó mudo; fue el hermoso ros
uelo el pequeño monedero, que había estado a
. Si dije una tontería, discúlpame. -Notó que tenía unas lindas
n en su monedero, que junto con el cel
.. -Se apartó de él para agacharse
acuclillándose con dificultad-. Lo siento; no q
a tomar su monedero. Pensó en arrodillarse, pero se vería poco decente le
una piel blanca perfecta y los ojos aún más azules
uitarse las zapatillas como último recurso
lí estaba su celular y una bolsita de tela café. Se acercó al auto y se agachó par
to en su vida y el rostro más encantador que había encontrado en mucho tiempo. Deseó se
tenía dibujado un cupcake sonriente. Isabel
bre se incorporaba lentamente,
rió sutilmente. Estaba muy perturbada por su presencia. No le
erés; allí descubriría qué tan tímida era realmente. Rogaba que fuera so
algo? -Su voz sonó
ano, luego a él; abrió la boca y meneó la cabeza. Adolf
obligándolo a borrar
itió con el c
de darle la espalda. Él miró su tr
arla ir así. Jamás había visto a una chica pet
s tan marcadas, bellísimas y viéndose siempre perfectas; vestidas a la moda y, en su gran mayoría, buscando su
n notó su presencia y clavó la mirada en el piso. Se rode
fo, andando a su lado. Incluso, empezó a h
¡Eso no le estaba pasando! ¡Adolfo no le estaba hablando!, ¡y mucho menos la seg
resar a mi trabajo
su paso. Sus manos esta
ndo? -La soltó. La chica lo miró
pleada y vivo de mi sueldo;
stante, se echó encima varios años
lfo Mondragón era un sueño maravilloso y, el que ahora le dirigiera la palabra -quien
dar a Rosie a sobrevivir. Además, ¿para qué soñar con tener una relación con él? Mejor q
verte al
Debía comer más seguido; últimamente había dejado de hacerlo como ac
e veía pensativa y sospechaba que
jo, observá
miró sin parpadear y se sintió más cohibida. ¿Qué quería d
ebo correr a mi trabajo
apuró el paso aún más y desapareció rápidamente en la esquina. Se quedó p
risas le anunciaron que lo abordarían. Miró alrededor y vio otras más. Incluso, del otro lado de la calle apareció un fotógrafo, que tal vez captó todo el inc
rió a las chicas que llegaron hasta él-.
e Adolfo. Recordó la manera en q
o que sintió. Suspiró profundamente y extendió una mano pa