LA OBSESIÓN DEL PROFESOR
ío, y ante alguna envestida sus uñas se clavaban con fuerza en mi espalda. Sus gemidos de pla
vén de su cuerpo sobre mi miembro erecto y duro. Sus manos se apoyaban en mi
re mientras tomaba sus nalgas y las subía y bajaba sobre mi pene que dolía del placer que me estaba provocando. Que apretaba y rasguñaba mi cuerpo, que mordía mi carne y me hacía gemir en una mezcla de dolor y excitación. Est
uería que se moviera más rápido, necesitaba que todo mi miembro entre en ella, quería comple
ro de pronto el sonido del telé
n habla? – co
llaman para ofrecerme un paquete. No era se ser mal educado, pero es espantoso que te in
in dejarle decir algo más a l
veo el bulto que quiere explotar y salirse del pantalón. Realmente dolía horr
quecino se asomaba por el pequeño orificio de la punta. ¿Qué debía hacer con esto? Y por primera vez, aunque nadie me lo
iendo ese chupetín. Mis manos comenzaron a subir y bajar sobre el tronco y como lo sentí seco, lamí mi mano para h
rrados podía verla a ella, sobar y lamer el caramelo y en ese mismo momento en el que en mi mente se reprodujo cuando ella mo
lce. Podía jurar que lo hacía apropósito, que sabía que la estaba mirando y que estaba deseando que ese caramelo en su boca, sea mi ere
pude decir, antes de qued
día contarle a Julieta que era victima de acoso dentro de la institución educativa sin perjudicarme y sin perjudicar a ninguna alumna que realmente no tiene nada que ver, porque para ser sincero, no tenía la más
e al UBER, suena mi teléfono y cómo era de co
nimo123@ho
o: Te
siento, lo que a mi cuerpo le pasa cada vez que lo veo. Debo admitirle que cada vez que sus ojos se posan en mí, particularmente en alguna parte de mi cuerpo, siento que un fuego se aloja entre mis pier
idea de quién puedo ser? No lo sé, solo se que me encan
ínima idea de lo que lo deseo, de lo que mi cuerpo lo necesita. Estoy seg
des
cada poro d
mi piel, con cad
cada latido d
que aún no ha c
que mis manos muere
entir cada rincón d
s cada rincón de tu cuerpo rec
sidad de miles de sol
o por sentir como
o a uno mis dese
ual tormenta en
amante más bello y
que quisiera con
n mis manos su p
do que seas, por más ind
ota de sudor que se
ras bocas, otro es qui
e ese alguien sea
pre