La guerrera del Príncipe Dragón
que acababa de iniciar en la dinastía Qing, al caer con una extraña enfermedad An,
tan altas que no bajaban con ningún método de curación, sin dejar de lado aquella opresió
ueblo, ofreciendo una acaudalada recompensa a aquel, que encon
que no fueron más que patrañas para el Emperador y sus tres hijos
, apareció de la nada un hombre mayor, pidiendo audiencia con él. Hacía llamarse el más sabio entre los sabios
ermiso para quemar un incienso y utilizar un c
lquier cosa era mejor que no hacer absolutamente nada por A
iduría. Un ser, maligno como el mismo infierno ha dejado caer una
undo que me conoce sabe que yo no te
embrada la duda. -Se atrevió a hablar Shu
s intenciones, pero lo importante aquí es que existe una sola cura
s los tres hijos del poderoso gobernante se
jactándote de una sabiduría que no has demostrado ante nadie ¡Prueba t
on frecuencia en un futuro, sólo déjeme decirle que es genuina y efi
en silencio para luego elevar su mirada con
yenda, nadie tiene pruebas fehacientes de que pueda apar
e sí. Pronto comenzaron a dialogar entre sus
escándalos, solo un valeroso y audaz puede traer esa la pluma. La maldición se acabará, pero e
hacer una propuesta -habló Yun a
ío -dijo Heng
es acá contigo, yo me ofrezco a buscar al Fenghuang y arrancarle todas las pl
lvez tu alma le termine perteneciendo por completo a las fuerzas oscuras.
ni por tí ¡Necesito probar que soy digno hijo de la d
ante las palabras de su hermano y voltearon a ver a
valeroso -esbozó el
momento a meditar al a meditar santuario, regresó y con todo el dolor de su alm
a tomado una sabia decisión
ces no podrás salir de aquí y estarás custodiado por guardias en todo momento, hasta que
eparaba un ligero equipaje y armamento necesario; al es
enderme y traeré la pluma cueste lo que
ecidido joven emprendió su camino en su carruaje de cuatro caballos. Heng se hincó frente a
salida del hogar, sintió como su corazón palpitaba de miedo y eufo
je albergaba al más joven de los príncipes de Ciudad Prohibida, quie
se adentraba a lo desconocido, aunque pronto guardó la compos
tón apoyado en la mano–. Por todo
e vistió con ropaje de sirviente y tomó uno de los carruajes más rústicos para
cielo, los ojos b
l luna y las a
tierra fértil
tas en su cola
a del Feng
corazón la re
en, quizá deba ir a una solitaria montaña, recitar el acertijo, invocar al Fenghuang y as
bida, a algún lugar con mucha naturaleza y encontra
ntes y tan solo había reunido plumas de diversos tipos y tamaños, también tier
u mapa y se dio cuenta que había llegado a una zona extremadamente solitaria.
cerca de un río, para que los animales bebieran y pastaran,
a dentro del río. ¿Sería humano o animal? Ten
ndidad para que alguien se sumerja
allí? -dijo
la cacha de su filoso puñal, e
pero no se distinguía su género, menos su edad. T
ez bronceada, cabello castaño claro, y no solo eso, en cue
un, sintiendo que su fin se podría