Segundos Platos
días
n miraba a Gabriel. Sus ojos estaban inyectados de rabia. La misma rabia e ira que sintió cuando apenas tenía diecisiete años y vió a la chica que amaba, amarle a él. L
recuerdas? Era tu novia. Está d
. Bueno, ¿Hacem
mantener el profesionalismo, solo se dignaron al leer los contratos y a firmar en sus respectivas línea
recordado el pasado, el punto
opa de playa para irse con él a escondidas de su madre. Él esperaba en aquel Chevrolet Aveo de color blanco cuando vio salir del jardín de l
certe. Tú debes ser el novio de
fruncido y los ojos fijos en el otro. Como un cazador a punto de caer sobre su presa. Sebastián sa
Solo dijo que tenía un novio llamado S
es. Me gusta ir de frente con mis amenazas.
lla, y que decida. ¿N
tás ad
*
r a Sebastián. Con lo que le dijo Raquel, supuso que se trataba de él quien había intentado pr
aquel. La he visto, y me ha contado que un ex inten
lado. Estás en mi oficina, así que tengo el derecho de llamar a seguridad para que te saquen a pata
alguien que yo quiero. Que
a entre tú y yo? Que Raquel si fue mía, y aunque tú hubieras podido pasar por un segundo a través de su mente era yo quien la besaba, la abrazaba y le hacía las cosas que tú hubieras querido hacer, pero jamás podrás. Incluso si ahora lo haces ella va a recordar
a hablar, vaya.
or profesionalismo, pero como hombre te aseguro q
a sido eso? -Ambos se miraron, Laura cerró la puerta y miró a su jefe. -Un tipo, un proveedor
mas que no te competen. Era un tipo que hace mucho c
la chica? A
dieciséis. Fui su novio ent
te planta
n auténtico gilipo
pena. ¿Si vas a salir de vaca
dos semanas en casa de mis padres y con mi hermano y mi cu
con esa chica mi
e sus padres vienen aquí, y es to
dentro de ti me deja asombrosa. Solo he creído por años que eres un tío
vo enamorada más de él que de mi. Así
dije que l
*
mesa de aquel café mientras comían algunos gofres y unos chocolates calientes. -Es mi cu
conociéndote, es bueno par
tomó la taza y dió un sorbo. La mirada de Gabriel sobre ella le hacía entender que no le creía absolutamente nada. Siempre habían sido amigos y ese sentimiento no se fue en todo ese tiempo. -Se llama Roberto Salas. Y es un pesado, joder.
uiso decir a Raquel que se había encontrado con el ex que más la había hecho soñar, no había nece
olvos. A veces uno solo quiere a alguien con quien acurruc
s de matrimonio, y a veces mi propia mujer no quiere nada conmigo. ¿Qué opinas de eso? -Raquel suspiró y alzó los hombros en una expresión de ignorancia. Ambos comiero
ambos sonrieron. -A mí también. No sabes cuánto ex
lia ¿Tú cuándo irás a
olver porque tenía demasiados recuerdos y
iña de ciudad que de pueblo
en vez uno tiene que volv
asintió. -Así es. Uno tiene que i