Segundos Platos
se arrepentía por lo que era mejor gastar mucho más dinero en el vuelo y así irse a ver a sus padres en su pueblo natal. Tomó sus cosas y salió de su pequeño apartamento, rodó su mal
columpio dónde solía sentarse. El césped le hizo ver figuras de dos niños ahí tirados riendo viendo el cielo. Todo, incluso
tarse del mueble y abrazar a su hermana
papá le sonreía y eso la hizo sentir feliz. -Nos sorprend
razarlos a todos nuevamente subió a su habitación y dejó la maleta a un lado de la puerta. Imágenes frescas de Sebastián co
ación, al ver a su mamá, negó. -¿Qué pasa? Qu
on dos personas que me confunden muc
r sí misma, como mujer te lo digo. -Raquel abrazó de nuevo a su mamá y sonrió. -Mira que eres jo
a, como siempre. -Se sentó en su vieja cama y su mamá igua
porque tienen todo que ver. Ya, reláj
e realizarse.
a. El resto es solo compañía. -Raquel vió salir a su mamá y decidió qu
beza sabía que se haría un lío,
*
o y su hermano iba en el asiento de atrás mientras al frente, en el asiento del cop
Laura, para pasar
¿Es lo que oigo? –Carolina rió mientras se tomaba un poco de agu
. Así que sí, el ligue casual no está tan mal. Ta
navideñas, le huía a ese lugar como la peste, pues cada esquina, cada parque, su casa y su habitación le recordaban a Raquel. Le había costado olvidarla, y por eso no le gustaba volver. Tal vez eso significaba que no la había olvidado del todo. Cuando era joven, el día que Raquel se despid
Raquel le había roto el corazón a él,
ompras, decoraron juntos y, para salirse un rato de la
*
z me parece una maravill
uedar en el lugar donde se verían salió de su casa. Ya no quería envolver más regalitos u hornear galletas. Necesitaba vivir un poco de emoción al estilo Madrid. Llegó al bar
¿Vas a
ergencia con Elisa.
des estaban a oscuras, y el lugar se veía tal cual se comenzaba a sentir. Deprimente. Salió del lugar dejando el vaso a medio t
verle sonrió. Al igual que el pasado, fue
stián. Que