Zombie Capitalista
os, ambos se equivocaron... -
bió haber dejad
derse... debió haber man
sorprendid
único que hacen es repetir la versión oficial... los medios, ya no hacemos pregunt
z - Le dijo - Tal vez podamos terminar c
– Preguntó Daniel – Si no
una tímida sonrisa – Crecimos juntos, nos hemos
n solo unos ni?os – Carraspeó algo abochornado –
de que te hable hace
do pas
rás... - Contestó ella c
revista...! ?Deberías estar co
Se secó las lágrimas de sus ojos - además tuve que
rrumpió – Perdóname la pregun
mi carro... Yo lo maté... - Dijo
iel se puso de
máquina - Con esto, lo golpeé en la cabeza, y luego lo arroyé con el carro que el mismo me regaló ?Le pas
o ha sido po
nciano llevaba una de sus manos en su cuell
bre? - Preguntó m
mercé! – Contestó él, a su vez
n te a
as que está en la e
Debemos irnos! - Le gritó a Daniel – La infec
escritor – Nada más déjem
a - ?Déjelo aquí,
a dejar! Gabri
lor. Daniel se arrodilló y trató de detener la
enó Taliana. - ?Que
o su tama?o, un fino vello grisáceo floreció en todo su cuerpo, una baba blanca de aspecto desagradable, y
sformando! – G
ué?! - Preguntó de
in quererlo revivió aquel momento., una ola gigantesca, mas grande y poderosa que un tsunami la arrastró a los confines de
su maleta negra en el asiento del conductor – Tu solo quieres que yo limpie tu conciencia, pero, mi pregunta es; ?De
le rindas honores a
la entrevista? – Rezon
ojos, pues en ellos veo
s acercó caminando en zigzag. Taliana lo se?a
estó el veterano periodista – Además la
sabes que el gobierno siempre miente – Contest
onocido se trenzaron en una lucha sobre el capo del carro. Las u?as del desconocido crecieron de un momento a otro, las de su padre también. De un solo manotazo el desconocido le arrancó la camisa a Juan, la prenda de vestir quedó atorada en e