El bebé de mi cuñado
castigar al conserje, sorprendiéndose al ver a la mujer escuáli
ello enmarañado cubriendo su identidad,
rostro asustada y fi
co, el color celeste de sus pupilas era único, como el cielo, pero en un día despejado de verano, sus labios eran finos y delicadamente rosados, su piel era tan pálida que parecía casi enfermiza, como si nunca hubiese salido a sol, su n
ió con fuerza, asustando a la mujer y desviando sus
eso no es cier
itarme mi dinero? Te comento que no soy i
su alma. Helena tragó saliva nerviosa al no poder negar lo elegante y hermoso que era, su foto de la identificación no le hacía honor a su rostro en vivo y en directo, su piel era de un color tostado que le hacía imaginar que el despiadado hombre pasaba mucho tiempo de vacaciones en países caribeños, su
r la acusación aún aturdida
a la policía. - advirtió y estiró su la
ando el trapo que gotea
impiar- exclamó c
urlarse con una grotesca r
guien tan tonta como t
entario del hombre, no podía cree
n inhumano sea jefe de una empresa
con sus ojos inqui
jiste?-
ía que recordar que estaba ahí por el dinero, para pagar los gas
tos tan malos para la limpieza- mintió mor
por la mirada de depredador de
a trabajar, lam
el suelo, tenía que aguantar, no podía renunciar ante
que parecía el trono de un rey a no hacer nada más que
uena en su trabajo y eso le mole
ido movimiento la tiró al suelo haciéndola añic
lamó divertido, cr
as de insultarlo y apretó con fu
pudo evitar reírse a ca
entes impotente? - e
arrastró hacia la gran mancha
ue quieres pegar
menzó a limpia
jo Helena, no lo escuche
n sonrió
da esa bronca qu
quido marrón, tenía el rostro casi tan rojo como su ca
la mujer lo igno
atitas en la calle- am
cuerpo. Respiró hondo y continuó con su
er era dura, podía soportar sus insultos. Muchos otros empleados hubiesen salido corrie
, había dejado la oficina tan reluciente que podía ver
levantaba del suelo sacudiendo el polvo de sus delgadas rodillas, una de ellas tenía una herida abierta
ldito proble
e su cabeza y quitó todo el cabello de su
de su camisa abierto, le hacía desear mirar dentro y encontrarse con sus pequeños pechos. Helena se acomodó su falda, que se había levantado un p
rándose con la mirada lasciva de su jefe. Estuvo a
tu forma
isc
ucio, ni siquiera ere
desconcierto. ¡Pero si
lustrar una vez más-
on molestia, odiaba la sumis
ez! Tengo que hacer
quedó miran
speras?
humo de la oficina, cerra
mal
po para poder entregar su curriculum para el puesto de secretaria
ecursos humanos y corrió los ú
ó por l
culp
s cuarenta años
u información en el escritorio, estaba arrugado y húmedo por el agua de l
n su reloj de muñeca y l
ro ya cerramos
ún faltan
arde, lo
nó temblorosa hasta el ascensor, donde se d
había l
lla, la había humillado, hasta ca
os, no había nadie más. Con bronca sacó los billetes y tiró la cartera en un tacho de basura, guardándose el dine
en CEO no había dejado de pensar en ella ni un segundo, sabiendo que no podría sacársela de
Se
e la mujer que hizo a
refiera, no contra
del teléfono. ¡Lo sabía! Esa mujer
de cabello pelir
revista para secretaria pres
era su intención
va entrevista
experiencia alguna en el área, es demasiado carg
a la secretaria que era de mi padre que le enseñe lo
sa, no quería que su hermanito ni David la vieran así, si el hombre se enteraba de lo que le había pasado vendría a
mejor amigo que estaba en camino cu
corazón en la garg
to? Ahora sí estaba