El bebé de mi cuñado
al ladrón de su cartera, más bien ladrona, porque la persona era nada más ni nada menos que su secretaria, ¡A quien
gerente, levantando el tubo del teléfono. Rápidament
o voy a tomar car
r Aller es
o
la oficina sin decir más nada. No sabía porque, pero no quería alejar a la mu
ta de la oficina de
ave del heredero y respi
ú puedes con es
y entró a la amplia
so señ
tó amablemente para extr
, pero si realmente no lo neces
ué
edirle un
ero para pagarle a la niñera, la mujer ya había dejado en claro q
acercó a su secretaria, que cerró los puños y se mantuvo firme en su lugar. La presencia imponente del hombre la
ero si ya tiene el que me
extras...-Se acercó su oído- Limpiando- El s
el coraje y apretó co
certada por lo que había sucedido en el ascensor, el hombre la desp
seño con enojo y ca
es tu problema, ahora vete.-
alió ech
que iba
erta el cristal, liberando la ira contenida. ¡No lo entendía! Muchas otras mujeres
tadora, era un experto en tecnología y no le costaba más
asombrándose al encontrar una buena suma de dinero en sus ahorros- Vamos a ver quién le roba a qui
300 d
ás? ¿Por esta televisión? Pe
do ofrecer señori
le ofreció. Con eso, que no era tanto como había imaginado, podría pagar a la
e había prometido a sí misma que todo el dinero que guardase en esa cuenta sería solamente para los futuros estudios de su hermanito, no qu
de su futuro esposo, con una sonrisa amplia de dientes relucientes y labios color ca
s chicas haciendo que todas las demás
chicas, vengo como amiga no como je
ellas y les susurró-Voy a ha
ción!" Gritaron las chi
a mi fiesta privada. Pero... hay una chica nueva
el
chicas la imitaron- ¿Qué opinan de ella? Yo creo que no es la gran
odas al unísono mi
ualquiera de ustedes podría tener es
ace cinco años q
encia perfecta y he cump
venga una mujerzuela sin estudios a
o evitar sonreír victoriosa, las tenía comiendo en la
e caen muy bien, p
atlyn Walker, heredera de la industria cosmética más famosa del mundo,
ece si les of
e sea
00 mil dólares si me ayudan a consegu
lyn, no
cemos el di
to de secretaria, se los prometo, el
ora, además era cierto que no soportaban a la nueva, ¡de un día para e
l mismísimo hombre del año Sebastián Aller, y no entendían
bien m
ta
Y
Vamos a ser gr
ente mientras por dentro se regocijaba de