Muero por tus besos
iado con sus enemigos. El paso de los minutos de las 6:55pm a
líneas en un papel sin sentido
n la revista, pero se sentía tan saturada que solo veía líneas torcidas en su cabeza
mantenerse ale
pañeros se levantaron de las sillas y
s? -preguntó una
urada. Debo hacer
entos que se llevaría, logró salir de prim
esuraba, tendría más posibilidades de superar a la marejada de p
laba elaborar diseños que luego lanzaba en el ces
así no estar con las manos vacías al día siguiente, cuando su jefe pasara por su cubícu
l gentío que inundaba las calles de Brooklyn con la ca
a viajar con ella mientras le narraba, por todo el camino, sus intermina
idades se debía a las incesantes llamadas de su madre y los e-mail de su pa
vivir durante años una vida de discusiones, abandonos y ment
e se marchó a Rhode Island, a experimentar la vida de playa con s
os que la necesitaba, pues su dolor por la pérdida de su matrimonio era difícil de soportar, y su padre le insistía en qu
e Jessie no quería
ó escapar con su novio a California abandonando sus estudios universitarios, para no respon
ntendida marchándose lejos, para así no tener que soportar las penas ni exigencias de n
. No solo había perdido a una familia, sino también su casa, porque su madr
ajo ni celebraría más fiestas rodeada por sus dos padres. Esa realidad le
planificaba los regalos que debía comprar para la nochebuena y la nueva receta de postre que prepararía por recomendación de
o ir a California a levantar cada piedra de
egar cuanto antes a su departamento, quitarse las cinco capas de abrigos que lle
ama a dormir, con el teléfono y su tableta desconec
la estación del Metro sintiendo una presión en el pecho y un ca
mensajes enviados por sus padres queriendo saber de su
e, les habría cantado sus verdades a sus padres para que aprendieran a resolver sus asunt
argo, le era imposible hacerlo, pues sus emociones estaban dé
dorno navideño colocado junto a la parada, que
padre, madre y dos niños, fabricados
an dentro. Se veían tan felices, unidos y satisfechos que, por un momento, l
a. Debían advertir desde la infancia que aquella perfecci
rían con las separaciones, pero no era ciert
bligados a ser el sostén de la pareja que rompía su r
sostenía un cartel cuya frase rezaba: «Vive la Navidad de manera sustentable» y, a pesar d
otro podían perder su soporte. Intentar man
iniciar, pero no sucedía así. Dolía mucho verla derrumbarse, sin medios que pu
estó, así que decidió
n en la parada no la veían por estar pendientes en la llegada del bus, y los que andaban en la
e: «La familia es una mierda, sobre todo, en Navidad». Buscó un trozo de cinta adhesiva en su
s un tipo sincero -dijo, como
obra. Con eso lanzaría un mensaje contundente a la sociedad y re
subió a él, dejando atrás