Muero por tus besos
los ojos. Fue poco lo que había dormido la noche anterior a pesar del somní
llevado a casa, su irritación por saber que su jefe la retar
madre pidiéndole información sobre Marie, exigiéndole además que
rle tiempo -dijo, mientr
e fue enfadada, mi pobre niña necesita de mí, pero yo a
o, mamá. Tod
er mi matrimonio, mi vida se arruinó. Tienes que de
el trabajo se le atrasaba y su jefe no la dejaría marchar hasta
mportaba y si para eso debía hacer sen
La felicidad que embargaba al hombre no compagin
n su nuevo amor, conociendo una tierra diferent
fería la tierra. Ella era una mujer de estabilidades mie
ños. En ese tiempo él siempre iba y venía y, aunque su madre sospechaba de amantes, nunca lo expresó par
una habitación disponible para
ahora me resulta imposible. Tal
me pasar solo
nes a tu nueva pareja
mo. ¡Quiero tener a
e su desayuno para concentrarse en explicarle con detalles los mot
razones y entre ellos debían solucionar sus problemas, sin incl
era a casa, respetando los votos que había prometido hacía muchos años, y su padre ansiaba h
re para que no siguiera atormentándolo
la hiciera apartarse del mal camino regresando con los su
los demás. El nudo que ella tenía en la garganta se
jo para intentar realizar algún boceto de los q
teniendo la responsabilidad de diseñar varias infografías referidas a contenidos específicos, como la promoción del ciclismo urbano que varias e
abía investigado todo lo necesar
solo tendría que llevar a cabo su talento como dibujante y elaborar un d
o de su vida su cerebro no podía ser creativo. Las preocupac
su mente divagaba en tiempos pasados, cuando sus d
r de las diferencias, concediéndole la calma suficiente para que ella ll
e habitualmente se vivían en
favoritas, porque siempre res
con sus «costumbres navideñas», que incluían compras constantes, renovación del h
acercamiento» en esas fechas, creando una
nectando todos los medios de comunicación, lo que hacía enfurecer a
a casa de alguna amiga. Jessie, en cambio, s
rse deprimida. Luego de su independencia tuvo muchos am
cesidad de pasar sus días, por eso, no tenía m
. Ella no podía hacerlo porque perdería su empleo, mataría de una angustia
como para ir a otro sitio
. Otro escenario la llenaría de inestabilidades y temores,
aba de encenderse. Un ardor que en ocasiones le llenaba la cabeza de cosas sin
a a tomar las hojas de sus bocetos fallido
egó unas grandes orejas de b
iales -expres
us infantiles creaciones, como si fueran un obsequio
ándose unos minutos en una banca mientras el resto
su corazón palpitar con energía. Desde h
erosa y más relajante que un fin de semana d
icada junto a la parada, viendo qu
ientes estaban atentos a sus conversacion
s de nieve que adornaba la entrada y le
que portaba el muñeco más grande: «
ocaba el timbre de una casa desco
y el vacío, que minutos antes se engrandecía e
mejor ánimo para afrontar los regaños de su jefe. Aquel sería un