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Muero por tus besos

Capítulo 3 Descarga

Palabras:1486    |    Actualizado en: 02/05/2024

los ojos. Fue poco lo que había dormido la noche anterior a pesar del somní

llevado a casa, su irritación por saber que su jefe la retar

madre pidiéndole información sobre Marie, exigiéndole además que

rle tiempo -dijo, mientr

e fue enfadada, mi pobre niña necesita de mí, pero yo a

o, mamá. Tod

er mi matrimonio, mi vida se arruinó. Tienes que de

el trabajo se le atrasaba y su jefe no la dejaría marchar hasta

mportaba y si para eso debía hacer sen

La felicidad que embargaba al hombre no compagin

n su nuevo amor, conociendo una tierra diferent

fería la tierra. Ella era una mujer de estabilidades mie

ños. En ese tiempo él siempre iba y venía y, aunque su madre sospechaba de amantes, nunca lo expresó par

una habitación disponible para

ahora me resulta imposible. Tal

me pasar solo

nes a tu nueva pareja

mo. ¡Quiero tener a

e su desayuno para concentrarse en explicarle con detalles los mot

razones y entre ellos debían solucionar sus problemas, sin incl

era a casa, respetando los votos que había prometido hacía muchos años, y su padre ansiaba h

re para que no siguiera atormentándolo

la hiciera apartarse del mal camino regresando con los su

los demás. El nudo que ella tenía en la garganta se

jo para intentar realizar algún boceto de los q

teniendo la responsabilidad de diseñar varias infografías referidas a contenidos específicos, como la promoción del ciclismo urbano que varias e

abía investigado todo lo necesar

solo tendría que llevar a cabo su talento como dibujante y elaborar un d

o de su vida su cerebro no podía ser creativo. Las preocupac

su mente divagaba en tiempos pasados, cuando sus d

r de las diferencias, concediéndole la calma suficiente para que ella ll

e habitualmente se vivían en

favoritas, porque siempre res

con sus «costumbres navideñas», que incluían compras constantes, renovación del h

acercamiento» en esas fechas, creando una

nectando todos los medios de comunicación, lo que hacía enfurecer a

a casa de alguna amiga. Jessie, en cambio, s

rse deprimida. Luego de su independencia tuvo muchos am

cesidad de pasar sus días, por eso, no tenía m

. Ella no podía hacerlo porque perdería su empleo, mataría de una angustia

como para ir a otro sitio

. Otro escenario la llenaría de inestabilidades y temores,

aba de encenderse. Un ardor que en ocasiones le llenaba la cabeza de cosas sin

a a tomar las hojas de sus bocetos fallido

egó unas grandes orejas de b

iales -expres

us infantiles creaciones, como si fueran un obsequio

ándose unos minutos en una banca mientras el resto

su corazón palpitar con energía. Desde h

erosa y más relajante que un fin de semana d

icada junto a la parada, viendo qu

ientes estaban atentos a sus conversacion

s de nieve que adornaba la entrada y le

que portaba el muñeco más grande: «

ocaba el timbre de una casa desco

y el vacío, que minutos antes se engrandecía e

mejor ánimo para afrontar los regaños de su jefe. Aquel sería un

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